viernes, 30 de mayo de 2008

Preparatorianos al grito de guerra ( 2 )

Continúa desde aquí...

Hicimos consenso para ver quienes íbamos a apoyarlos y con sorpresa descubrí que sólo cuatro estábamos dispuestos a ir. Viajaríamos dispuestos a luchar por nuestros ideales... Bueno, más bien a pagar el favor... Bueno, siendo honestos nada más íbamos a la aventura y la cita era a la mañana siguiente a las ocho de la mañana... Nos dirigíamos a las ligas mayores...

Viernes 17 de diciembre de 1999, 8:00am... Ahí estábamos José Luís, Pedro, Manuel y yo, parados en el cruce entre las dos avenidas más transitadas del pueblo, esperando a la persona que nos llevaría a la marcha. José Luís era de mi grupo de amigos de la prepa: chaparrito, moreno, dicharachero... Ubicado fácilmente como el bohemio de la rondalla de la prepa. Manuel y yo nos llevábamos bien aunque rara vez convivíamos. Era el típico compañero que pasaba de panzazo y llegaba crudo los lunes, martes, miércoles y... Vaya, llegaba crudo prácticamente todos los días. Pedro... Pedro es todo un personaje. No lo conocía porque de los cuatro estudiantes que íbamos, él era el único que venía del turno vespertino, pero tenía una curiosa fama de ser exageradamente religioso. Cargaba una Biblia todos los días y aunque el régimen de la prepa nos exigía ir los lunes uniformados con camisa y corbata y de martes a jueves se nos permitía ir con ropa de calle... Pedro no. Pedro iba de uniforme todos los días. De lunes a viernes.

Llegó una camioneta de doble rodada con redilas con varios jóvenes dentro. Rápidamente nos acomodamos al frente de la caja y nos subimos a una especie de canastilla que quedaba arriba de la cabina. Nos dijeron que nos dirigiríamos a la Escuela Normal rural "Luís Villarreal", mejor conocida como "El Mexe"... Un tiempo famosa por aquél incidente en el que los estudiantes desarmaron, amagaron y semidesnudaron a 64 policías que trataron de tomar el control del plantel, tras el anuncio de que la Normal se cerraría.

Los normalistas del Mexe no se andaban por las ramas. A fuerza de paros, huelgas, sombrerazos y presión política consiguieron becas, internados y cuanta cosa se les ocurrió. Incluso recuerdo perfectamente que cada edificio del lugar remataba en un muro sin ventanas ostentando algún mural con motivos revolucionarios, idealistas y descarados tintes comunistas. Murales que iban desde Zapara hasta Mao Tse Tung, pasando por personalidades como Ernesto Guevara de la Serna... Todo un semillero de revolucionarios produciendo a todo vapor... Sin embargo unos años después, efectivamente cerraron la Normal del Mexe para abrir la Universidad Politécnica de Francisco I. Madero (UPFIM), pero eso ya es harina de otro costal.

Después de deambular por las instalaciones del Mexe, comprar botana para el trayecto y nuestros refrescos de 500ml, los cuatro preparatorianos abordamos un autobús que se dirigía a la ciudad de México. Yo me senté junto a Pedro y empezamos a platicar, con lo que me enteré que a sus diecisiete años de edad jamás había salido de Progreso de Obregón y de su pueblo vecino, Mixquiahuala. Era la primera vez que hacía un viaje tan largo y jamás había visto un edificio mayor a tres o cuatro pisos, cosa que me llamó muchísimo la atención y que me hizo prometerle que lo llevaría al tianguis del Chopo para que se encontrara con lo más contrastante a lo que había vivido en el pueblo... A medio camino se acercó a nosotros Pascual, el alumno de Derecho de la UNAM quien nos había invitado a la megamarcha y en ese momento nos explicó a grandes rasgos que se trataba de llegar, organizarnos, que él nos colocaría en un contingente para marchar y que luego nos presentaría con el "Diablo", que era de los cabecillas del movimiento y de la Facultad de Economía, para que nos ayudara con el hospedaje.

El camión llegó a la Ciudad de México y se detuvo al llegar a la Plaza Tlatelolco. Cuando bajamos de él, vimos a miles de estudiantes agrupados en distintas manchas que destacaban entre otras por sus atuendos. Algunas donde la mayoría se veía gente punk, otros donde predominaban los darquetos, otros que se veían más o menos como estudiantes habituales... En fin, todo un mosaico cultural que en momentos daba más la pinta de ser una convención de artículos de moda para minorías que una manifestación estudiantil. Pedro no sabía a dónde mirar. Todo le llamaba la atención en una forma exagerada. Yo escuchaba sus exclamaciones de júbilo y emoción mientras veía cómo le temblaban los puños cerrados enmarcados por su formal y anticuado sweater a cuadros grises y cafés.

A los pocos minutos, Pascual llegó con nosotros e inmediatamente nos llevó con los del ENEP Acatlán, donde él estudiaba. Nos acomodaron en el contingente y cuando nos dimos cuenta, ya íbamos José Luís, Manuel, Pedro y yo, sosteniendo una manta con el rostro de Emiliano Zapata pintado como de cuatro por cuatro metros, junto con otros diez o quince estudiantes. Nosotros veníamos exactamente sosteniendo la orilla superior de la manta, así que prácticamente éramos los últimos del contingente del ENEP Acatlán. Empezamos a avanzar todos los grupos, formando una columna de varios cientos de metros de longitud aunque mis tres compañeros y yo, no sabíamos a dónde íbamos pero tampoco nos importaba. Sólo íbamos gritando las consignas que nos iban diciendo y recuerdo que me daba muchísima risa ir por la calle gritando nombres de políticos ligados a floridas y pintorescas alusiones a sus madres. Incluso entre todo el tumulto me animé a quitarme la gorra mostrando con cierto orgullo mi enmarañada cabellera que tenía dos años creciendo silvestre y que mantenía oculta mientras crecía lo suficiente como para poder amarrarla completa.

Cuando me di cuenta, ya estábamos frente a la embajada norteamericana frente a una larga fila de granaderos. En ese momento recuerdo que sentí una rara mezcla entre euforia, miedo, adrenalina... Ahí estábamos enseñándoles el dedo a los granaderos, gritando consignas que nos daban risa contra la embajada. Recuerdo mucho la que decía: "Uno, dos tres... ¡Apunten!... ¡HUEVOS!", acompañada de la característica configuración de dedos y movimiento de brazo. A los 10 minutos de estar ahí, un espantapájaros caracterizado como el Tío Sam y un par de banderas americanas estaban ardiendo entre un par de contingentes más adelante. Yo no decía nada, pero cuando Pedro, José Luís y Manuel nos volteábamos a ver, intuíamos el miedo mutuo. Sólo José Luís atinó a exteriorizar sus pensamientos en forma de un "Yo creo que esto ya valió madres" que nos puso en nuestras marcas, listos para salir corriendo...

Después de un rato de gritos y afortunadamente cero violencia entre granaderos y estudiantes, seguimos marchando ahora hacia el zócalo capitalino. Todo era prácticamente igual que la previa caminata hasta que el que dirigía los gritos del contingente ENEP Acatlán dijo por su megáfono: "!Un diez! ¡Un diez!"... Nosotros cuatro nos volteamos a ver tratando de descifrar qué significaba "Un diez"... Notamos que nuestro contingente se detuvo y que los que iban al frente de nosotros se iban alejando. No sabíamos si el diez era una clave policíaca, si se iban a armar las golpizas campales o algo por el estilo. Cuando el contingente que iba frente a nosotros ya iba retirado unos 100 metros de nosotros, empezó el dirigente a gritar por el megáfono: "¡Diez... Nueve... Ocho...¡". Pedro me volteó a ver como si hubiera visto a lo lejos a los jinetes del Apocalipsis. Estábamos desconcertados e instintivamente nos aferramos a la manta de Zapata que íbamos sosteniendo.

Cuando la cabalística cuenta regresiva llegó a cero, sentimos un fuerte tirón en la manta. Tan fuerte que mi cabeza latigueó hacia atrás y por poco y me escurre saliva por ambas comisuras de la boca. Sin dar tiempo a reaccionar, nos dimos cuenta que íbamos corriendo con todo el contingente a toda velocidad gritando "¡Uh! ¡Uh! ¡Uh! ¡Uh!" Cual horda de vikingos en pos de lucha, o bien, perros en brama que aprendieron a gritar "Uh". Atrás de nosotros, el contingente del CCH Vallejo poblado con punks de facha hostil fue un excelente incentivo para no dejar de correr y rogar que no tropezáramos por tremenda correteada. Al final alcanzamos al contingente que se había adelantado y los cuatro nos volteamos a ver emocionados. Con la cara sonrojada y la frente sudorosa, pero un frenesí de sensaciones a flor de piel.

Conforme seguíamos avanzando, noté algo curioso. Fotógrafos de algunos medios de comunicación nos tomaban fotos y todo el contingente se tapaba la cara, menos nosotros cuatro. Es más, cínica pero inocentemente volteábamos sonriendo a las cámaras, como si esperáramos salir en algún periódico para comprarlo y atesorarlo para mostrarlo a nuestros nietos. Finalmente llegamos al Zócalo y estuvimos un rato ahí. No recuerdo si media hora o incluso dos. Sólo recuerdo que para cuando terminamos de gritar y empezamos a dispersarnos todos los grupos, ya había encendido el alumbrado público. Empezamos a buscar al "Diablo" y cuando lo encontramos, nos mandó con otra persona que nos llevaría a donde nos íbamos a quedar.

José Luís y Manuel titubearon y pese a un par de recriminaciones de mi parte, decidieron regresar al pueblo. A la tranquilidad. Al conformismo social... A vivir de rodillas... Y otras condiciones más a las que aludí en un lapso de ceguera y estupidez con raíz hipnótica... Pero no Pedro. Pedro todavía estaba maravillado con la idea de hacer historia, con la magnitud de los edificios, con la bulliciosa ciudad, con las personas con cabellos erizados y pintados de colores y con la idea de que en la calle de Donceles había librerías donde podías encontrar miles de libros usados a precios de risa.

Pedro, el "contacto" del Diablo y yo fuimos junto con toda la masa de manifestantes hacia el metro y entre gritos de "¡Me-tro po-pu-lar... Me-tro po-pu-lar!", nos brincamos los torniquetes sin que los guardias hicieran algún intento por interrumpir el paso de cientos de personas que en una inercia casi acuosa, se desbordaba hacia los andenes.

Después del viaje, de haber transbordado en la estación Hidalgo y de haber bajado una estación antes de "Universidad", llegamos al edificio de la facultad de Economía. Todo indicaba que pasaríamos la noche ahí... Entre pasillos tapiados con sillas. Entre rincones con botellas vacías de cerveza... Pedro y yo ignorábamos en qué condiciones estaría el "hospedaje" que nos prometieron y sin embargo seguimos caminando. No pensamos en ninguna consecuencia o en algo que nos pudiera pasar...

Continuará...

- el güey de junto -

jueves, 29 de mayo de 2008

Preparatorianos al grito de guerra ( 1 )

Mientras hago memoria para desenmarañar recuerdos de mi época de preparatoriano, el sonido de las estridentes guitarras de Nirvana y la voz de Kurt Cobain cantando (gritando) el coro de "Smells Like Teen Spirit" inundan mi cabeza transportándome a esos días en los que si bien esa canción ya había pasado de moda en las grandes ciudades, era un fiero grito de guerra para los jóvenes que vivíamos en poblados pequeños como en el que viví por aquellos años... Específicamente entre el año de mil novecientos noventa y ocho y el dos mil.

Era sabido que el Director de la célebre "Preparatoria Federal por Cooperación, Lic. Benito Juárez", era un osado aviador que sólo iba a dirigir el homenaje a la bandera los lunes y que la Subdirectora era una mujer soltera a sus más de sesenta años y desmedidamente estricta que gustaba de intimidar a los alumnos. La clase de persona que dice a una adolescente cosas como "Conozco a tu papá y le voy a decir que te besas con fulano"... o "Sólo las prostitutas usan la falda un más arriba de las rodillas... ¿Eres acaso tú una prostituta?" No era un secreto que hubiera inconformidad sobre la forma en la que ambos manejaban la escuela, sin embargo salvo el Profesor Camilo, que era el grillero, parrandero y nunca serio archirival de estos ilustres personajes, nadie era capaz de levantar la mano en contra del Director y de "La araña".

Cuando pasé a quinto semestre, me integré a una planilla que terminó ganando por votación la representación de los alumnos. De dicha Sociedad de Alumnos yo resulté ser el Vicepresidente y empezamos ejerciendo nuestro pequeño poder organizando eventitos, recaudando fonditos, y toda clase de actividades a pequeña escala, típicas de una Sociedad de Alumnos de una preparatoria de aquel entonces.

Con forme nos íbamos reuniendo, imaginábamos toda clase de mejoras que podríamos implantar en la escuela a pesar de que las ideas siempre terminaban en una de dos sopas: "Cuesta mucho dinero" o "La araña no nos va a dejar"... Después vimos que si bien la limitante del dinero era muy fácil de entender y renunciamos a la idea de la cancha techada, los "peros" de La araña no lo eran tanto. Incluso estábamos convencidos de que todo lo que provenía de ella, eran imposiciones arbitrarias que finalmente eran insalvables, pues el Director nunca estaba para solucionar nada y en palabras que le escuchamos decir textualmente a la Subdirectora, ella era la que llevaba los pantalones en la escuela. Esto un día nos empezó a desanimar hasta que con el paso de los días dejó de desanimarnos y empezó a indignarnos.

Veo innecesario detallar cómo poco a poco nos fuimos armando de valor. Lo importante es que un día fue suficiente como para que cuando alguien sugirió "Hay que tomar la escuela" nadie pensara en los riesgos, en perder el certificado de preparatoria, en ser expulsado, en que era un suicidio académico o en que no valía la pena. Finalmente cuando después de mencionar diario esa frase sin que tuviera respuesta, se mencionó provocando eco, empezamos a fraguar un plan sin cabeza que aunque cargado de buenas intenciones y de mucha determinación, distaba mucho de ser políticamente correcto. Sin embargo la decisión ya se había tomado y los representantes de cada grupo de la preparatoria avalaban la toma de las instalaciones sabiéndose apoyados por su grupo.

La mañana siguiente, llegué un poco tarde a la escuela y me extraño tanta gente aglomerada afuera de la escuela... Después de despabilarme y arrancarme las últimas lagañas al frotarme los ojos, reaccioné y recordé que tenía que haber llegado media hora antes para ayudar con los preparativos del "movimiento", que desde mi Vocho parecían listos: La reja de la escuela tapiada con escritorios y butacas y la gloriosa Sociedad de Alumnos a modo de escudo humano frente a la reja. La subdirectora fúrica gritaba y forcejeaba tratando de quitar cada una de las sillas cuidadosamente atoradas que se le interponían, pero por cada silla que quitaba, dos más se volvían a colocar pese a las amenazas de la vociferante mujer con el rostro perlado en sudor. Veinte minutos después, la Subdirectora se encontraba llamando desde su teléfono celular y poco después se fue en su Topaz blanco, junto con algunos alumnos que resignados a no tener clases, pero felices por los "avances de la causa" regresaron a sus casas.

Los que nos quedamos, estábamos un poco temerosos sobre el paso que habíamos dado. Estábamos más allá del último retorno y a esas alturas se trataba de vencer o ser expulsados de la preparatoria con una grotesca mancha en el expediente. Finalmente nos tranquilizamos y decidimos acampar dentro de la preparatoria como si esperáramos que por arte de magia se solucionaran los problemas y se cumplieran nuestras peticiones, sin embargo afortunadamente, no recuerdo como, un alumno de la facultad de derecho de la UNAM que en esos días se encontraba en su famosa huelga, se fue a acampar con nosotros y nos asesoró un poco sobre "lo que había qué hacer" y pusimos manos a la obra.

Sellamos las puertas de cada salón y oficina con papeles sellados y firmados por la sociedad de alumnos para "garantizar" la salvaguarda de lo que había dentro, redactamos un pliego petitorio sin faltas de ortografía, compramos pintura y en las bardas aledañas escribimos consignas sobre nuestras demandas. El cuarto día inclusive hicimos una marcha desde la Preparatoria hasta la presidencia municipal. Marchábamos gritando consignas de protesta incluso contra el gobierno que ni vela tenía en este entierro, sin embargo en el pueblo, todo eso era nuevo. Éramos borregos alebrestados con genuina sed de justicia. Con nuestros ideales punzando como carne viva, asqueados de haber permitido estudiar bajo semejantes condiciones de represión y sintiéndonos orgullosos de hacer algo por nuestra escuela, por el municipio, el país y el mundo.

Después de que la marcha llegó a puertas del Palacio Municipal y quince minutos después de gritar consignas seudo comunistas bajo el balcón del presidente del municipio, nos dieron el paso a 6 personas para hablar con el Presidente. Entramos a su despacho y con la frente en alto leímos nuestro pliego petitorio y aludiendo a la constitución, a los principios de la nación y a nuestro pueril sentido común, sustentamos cada una de nuestras causas. Finalmente cuando el Presidente Municipal nos terminó de escuchar, nos dijo de una manera atenta pero tajante, que él no tenía forma de interceder por nosotros independientemente de que estuviera a favor o en contra. Nos consiguió el teléfono de la instancia que regulaba a los Bachilleratos y salimos de la presidencia con nuestros compañeros de causa, con aire victorioso haciendo alarde de cómo aludimos a artículos de la constitución para "defendernos" durante la "inquisitoria" plática con el Presidente y con el papelito con el número telefónico que mostramos a todos como si se tratara de un trofeo.

Mientras todo eso sucedía, entre treinta y cuarenta compañeros dormíamos a diario en alguno de los cinco campamentos que establecimos dentro de la escuela. Eran mañanas de desayunar tamales, enchiladas y pan de dulce que nos llevaban los padres de familia simpatizantes, tardes de tortas, sandwiches o escapadas a casa por comida casera, noches nuevamente de tamales, enchiladas y pan para llegar con quinientos gramos de nueva grasa en la panza a la madrugada que sobrellevábamos con café de olla calentado sobre alguna fogata. Nos entreteníamos con juegos ajedrez, platicando, cantando, tocando guitarra y avivando el fuego con ramas secas y amargas quejas contra el sistema.

Cuando nuestro campamento cumplió nueve días, llegaron las autoridades correspondientes. No se percataron de las consignas pintarrajeadas en las bardas recién pintadas de blanco pese a que todavía olían a pintura fresca, así como tampoco se enteraron de que violaron el candado de la cooperativa para sacar unos cuantos paquetes de galletas. Estuvieron con nosotros unas horas y después de analizar las peticiones, revisar los antecedentes y constatar el apoyo de la mayoría de los padres de los alumnos, se firmó la destitución oficial del Director y de la Subdirectora. Cosa que honestamente tardamos en asimilar. (Hoy a la distancia, no se si ganamos por derecho o dejaron de pelear los directivos abdicando en secreto y pacíficamente)

Las clases iniciaron casi normalmente al día siguiente. Nosotros con falsa humildad diciendo que sólo habíamos cumplido con nuestro deber representando los intereses de nuestros compañeros y dábamos los pormenores del fallo de la Comisión que vino a dialogar con nosotros. Todo fue tomando su cauce y un par de días después, el estudiante de Derecho que nos asesoró con la organización de nuestro "movimiento" nos pidió ayuda. Quería que fuéramos a la Ciudad de México a acompañarlos a una mega marcha que pugnaba por la liberación de "nuestros compañeros, presos políticos". Hicimos consenso para ver quienes íbamos a apoyarlos y con sorpresa descubrí que sólo cuatro estábamos dispuestos a ir. Íbamos dispuestos a luchar por nuestros ideales... Bueno, más bien a pagar el favor... Bueno, siendo honestos nada más íbamos a la aventura y la cita era a la mañana siguiente a las ocho de la mañana... Íbamos a las ligas mayores...

Continuará...

- el güey de junto -

lunes, 26 de mayo de 2008

SE BUSCA...

Se busca "inspiración"...

No debe confundirse con "aspiración" o con la acción de inhalar algún tipo de gas, sustancia o polvo recreativo. Me refiero específicamente a aquella inspiración que a modo de chispa se encarga de encender la mecha que termina detonando una carga de ideas y sobre todo de ganas. Aunque también hago la aclaración de que tampoco busco una musa y mucho menos un muso (salvo que la Diva enmascarada así lo requiriera). Simplemente camino volteando hacia arriba con la esperanza de tropezarme y caer de nariz y sin meter las manos sobre un puñado de "¡Qué buena idea!"...

¿Dónde puede ir a comprar uno un manojo de inspiración? No tiene qué ser de buena calidad. Ni siquiera tiene que ser de importación, ni estar desinfectada, ni tener un práctico aplicador ni venir en presentación de tabletas masticables. Simplemente tiene qué cumplir con su propósito... Ah, y agradecería bastante que en caso de que me dijeran dónde encontrar una poca, esta no fuera robada o desechada... Aunque no descarto recibirla como herencia, préstamo, regalo o muestra gratis.

Hay quien dice que esos temas sobre la inspiración son el pretexto de los holgazanes para no emprender una tarea... Argumentos que los "creativos" usan para esconder su falta de compromiso con su obra, por pequeña que esta sea. Hay incluso quienes aseguran que la inspiración puede ser creada por generación espontánea, sin embargo las leyes universales me impiden creerlo. Me aferro a que si la inspiración es energía, entonces esta no puede crearse ni destruirse, sólo transformarse. Esto me lleva a pensar que si no tengo inspiración es porque falta la materia prima de la misma. Faltan las fibras que la confeccionan, la mezcla que la vaporiza, la superficie helada que la condensa y la hace escurrir hacia donde se contiene... En fin, ese algo que debe transformarse para dar lugar a esa inspiración caprichosa que se va y regresa.

Seguiré al asecho... Seguiré buscando... Mañana será otro día y esperemos que sea un día más movido para este vagón que hoy circula veloz, pero con pasajeros silenciosos...

- el güey de junto -

lunes, 19 de mayo de 2008

Para los amantes de las pinceladas...

Para la banda norteña, les hago una invitación.

Resulta que Saskia Juárez celebra sus 50 años de trayectoria en las artes plásticas y para darle un agasajo de la talla que merece, la Biblioteca Magna "Raúl Rangel Frías" se viste de manteles largos para exponer una gran cantidad de obra de mi amiga Saskia donde mostrará desde sus orígenes hasta sus obras más recientes... o sea, recién salidas del horno... o más bien de su estudio, donde prácticamente todos los días pululan los aromas del éter, pigmentos, thinner y la madera de los bastidores.

Saskia, egresada de la Academia de San Carlos ha sido una artista representativa dentro del selecto grupo de pioneras en el mundo de la pintura en Nuevo León, su tierra natal, además de que ha sido maestra durante muchos años en la facultad de Artes Visuales en la Universidad Autónoma de Nuevo León donde ha impartido clases de pintura y de otras técnicas como el grabado.

La inauguración de esta exposición será este viernes 22 de mayo a las 7:00pm. ¡¡¡Espero tengan oportunidad de ir!!!




& Luchógrafo &

jueves, 15 de mayo de 2008

Arte callejero...

Me encontré esto en la red y decidí compartirlo con la banda. Se trata de un video que muestra una "animación" hecha con la técnica de "Stop motion", o sea, cuadro por cuadro... Este alucín se grabó en calles de Argentina y la verdad es que muestra una chamba bastante considerable para armar esto. Se ve que se llevaron varios días armando todo el proyecto.

En fin, ya me entenderán cuando lo vean...


MUTO a wall-painted animation by BLU from blu on Vimeo.


Saludos a la banda!

♠ Hommo Cannabis ♠

Cannes... ¿A guau?

¡Qué onda carnales! Para los que les late la onda artistosa de los cortometrajes, les paso al costo algunos de los materiales que están compitiendo por ganar el cuarto concurso de cortometrajes, Cannes 2008.

Les dejo una muestra aquí y de los demás les dejo links... He he he... Namás la bronca es que los que no están en español, que son la mayoría, vienen hablados en inglés o subtitulados en inglés...

La votación está abierta para elegir al ganador de entre estos 9 finalistas. El video que más calificaciones de cinco estrellas tenga, será el ganador.

Historia de un letrero
Director : Alonso Álvarez Barreda
Duración : 04:50
Año : 2007
País : México/ E.U.A.
Categoría : Cortometraje




Struck
Director : Taron Lexton
Duración : 07:00
Año : 2007
País : E.U.A.
Categoría : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=rwj72VOQTj8&feature=user

The boxing lesson
Director : Alexandru Mavrodineanu
Duración : 11:48
Año : 2007
País : Rumania
Categoría : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=irh0buymK0E&feature=user

Victor Gazon
Director : Patrick Gazé
Duración : 11:00
Año : 2008
País : Canadá
Categoría : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=NfdrZs87-FA&feature=user

The execution of Solomon Harris
Director : Ed Yonaitis
Duración : 08:11
Año : 2007
País : E.U.A.
Categoría : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=DaAW_vxb6lA&feature=user

Papiroflexia
Director : Joaquin Baldwin
Dirección : 02:30
Año : 2007
País : E.U.A.
Categoría : Animación
http://www.youtube.com/watch?v=ygMYrWKgrfQ&feature=user

About love, hate and the other one
Director: Tobias Bilgeri
Duración : 1:20
Año : 2008
País : Alemania
Categoría : Animación
http://www.youtube.com/watch?v=hsx88xtkOqs&feature=user#

Ball possession
Director : Willemiek Kluijfhout
Duración : 08:11
Año : 2007
País : Holanda
Categoríá : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=FiK6S_MRsL0&feature=user

Raging ball
Director : Nicolas Duval
Duración : 10:00
Año : 2007
País : Francia
Categoría : Ficción
http://www.youtube.com/watch?v=61TTDwAezH0&feature=user

¡Disfrútenlos, carnales!

♠ Hommo Cannabis ♠

jueves, 8 de mayo de 2008

No aguantaron las payasadas

Por ahí del año 1999, de las personas con las que me junté durante mi época de preparatoriano, dos eran payasos... No me refiero a payasos en el sentido de hacer notar que fueran sangrones, altaneros o intratables, sino que ejercían el oficio de entretener a la gente; niños y adultos por igual.

"Sam" era el payaso más experimentado. Hombre de cabello levemente canoso, corpulento y como de un metro ochenta de estatura. Aún caracterizado de payaso usaba anteojos, no usaba peluca y se maquillaba de tal forma en que su espeso bigote no desentonara con la imagen que sin atuendo de payaso bien pudo pasar por político o Juez de la Suprema Corte. Era divertido ver a Sam llegando a la fiesta de un niño en su pequeño Vocho verde, recordado a dos plazas, convertible, con grandes lunares de colores en el cofre. "John", cuyo verdadero nombre es Juan, era un payaso con menos kilometraje (experiencia), pero tenía el plus de que hacía buenos trucos de magia. Chaparrito y un poco pasado de peso, invertía ahorros en comprar cajas dónde meter la cabeza para hacerse atravesar por sables, cuerdas mágicas, trapos que se convierten en rosas al acercarles un cerillo y barajas modificadas. Recuerdo varias tardes viéndolo practicar sus nuevos trucos para ver si no se notaba el secreto...

Como payasos, a veces trabajaban cada quién por su lado y algunas veces juntos. Cuando compartían público, la rutina se basaba en el "Payaso Mago John" haciendo trucos de magia y justo antes del increíble truco maestro, llegaba Sam interrumpiendo con un silbato mientras marchaba y aplaudía... Juan corría a patadas a Sam, pero Sam siempre regresaba, con lo que terminaba siempre sacando de sus casillas a Juan... Entonces la rutina se desarrollaba con Sam echando a perder "accidentalmente" sus trucos y Juan enojado, golpeándolo cada vez que tenía oportunidad.

El día del niño, a Sam se le ocurrió hacer un show para gente grande en un antro en el pueblo de Progreso de Obregón, Hidalgo. Me pidieron ayuda para pequeños detalles del espectáculo. Me explicaron paso a paso qué tendría yo qué hacer... Y esa noche pusimos manos a la obra...

La gente estaba animada bailando en la pista. De pronto la música empezó a bajar de intensidad y las luces a encenderse. La gente desconcertada empezó a acomodarse y salí yo con un micrófono inalámbrico, con un reflector apuntándome mientras caminaba hacia el centro de la pista e instintivamente la gente fue haciendo más espacio al centro de la misma. Encendí el micrófono y dije: -Buenas noches tengan todos Ustedes. Hoy que celebramos el día del niño, Dreams Discotheque se complace en presentarles un espectáculo organizado por la casa hogar "Quetzal" que cuida a niños abandonados y a niños con síndrome down. Recibamos con un fuerte aplauso a estos niños que vienen a mostrarnos un gran espectáculo... -La gente siguiendo la inercia empezó a aplaudir al momento en que las luces empezaron a atenuar un poco y a virar hacia un tono oscilante entre naranja y amarillo.

Por las bocinas se empezó a escuchar música con cantos gregorianos del grupo "Era" y de las escaleras que llevaban a la cabina del DJ, bajaron dos personas cubiertas con túnicas cafés, como si fueran monjes... Con la cabeza agachada y la poca luz del lugar era imposible identificar facciones. Cuando llegaron a la pista, se colocaron al centro y cuando la música empezó a tomar un ritmo más bailable, empezaron a hacer una ridícula coreografía. La gente desconcertada pero consciente de que se trataba un par de niños down, contuvieron cualquier tipo de reacción, aunque les pareció raro que de pronto, "el niño" alto abandonó el escenario.

De pronto, el encapuchado de menor estatura levantó los brazos hacia arriba, tomó su capucha y con un movimiento rápido de despojó de la túnica que lo cubría y reveló su identidad. La gente tardó en entender que lo que parecía un niño down disfrazado de monje y que bailaba pésimamente se había convertido en un payaso. Juan, rápidamente anticipando la rechifla que iniciaría instantes después, tomó a alguien del público y empezó a hacer un par de trucos rápidos de magia. Cuando empezó a narrar en lo que consistiría su gran truco maestro, la gente dejó de chiflar y murmurar. Finalmente había captado el interés del público y cuando se disponía a develar el mentado truco maestro, un ruido de silbato que provenía del la orilla de la pista interrumpió el truco. Era la rutina de Sam. Interrumpir a Juan hasta sacarlo de sus casillas, aunque la gente no esperó a entender la rutina y rápidamente volvieron a empezar a chiflar, esta vez más fuerte... Golpeaban los vasos de plástico contra las mesas y como si fuera partido de soccer gritaban con tono de porra: "¡A chingar a su madre el payaso!... ¡A chingar a su madre el payaso!... ¡A chingar a su madre el payaso!..."

Sam y Juan cada vez más nerviosos, dejaron de escucharse entre sí. La rechifla era apabullante y el coro descalificativo aún más. Sam volteó a ver a la gente que estaba rodeándolo, a la gente que estaba en los palcos del lugar y con una expresión como de perrito que ve venir el periodicazo, bajó la cabeza y salió caminando cabizbajo del lugar.

Mientras salían los payasos del recinto, la gente aplaudía enérgicamente y volvía a poblar la pista. Cuando salí del lugar, vi en la banqueta de enfrente a Sam dentro de su pequeño escarabajo. Me impactó mucho ver a ese hombre grande, corpulento, alegre y bigotón, llorando con tanto sentimiento... Lloraba como un niño al que se le acabara de estropear su regalo recién estrenado de navidad. -Le echamos muchas ganas... Le invertimos horas a planear algo de calidad que pudiera gustarle a la gente... -Yo no supe qué decirle. Sólo atiné a darle un par de palmadas en la espalda y solidarizarme con su pena...

Por lo que supe, Sam nunca hizo algún otro intento por divertir a adultos alcoholizados en un antro. Y aunque hace años que no se nada de él, no dudo que a la fecha siga entrando a las fiestas infantiles haciendo sonar sonoramente su silbato mientras aplaude y marcha hacia un "enfadado" mago con poca paciencia, que sólo espera el momento para estamparle un manotazo en la nuca.

¡Gracias, Juan y Sam, por su amistad y por enseñarme a hacer perros, cisnes y espadas con globos!

- el güey de junto -

jueves, 1 de mayo de 2008

Una de recién casados...

Cuando te entregan tu primera casa, recuerdas todas esas pláticas que has tenido en las que te cuentan el "vía crucis" que vivieron durante el mismo proceso. Son pláticas que por tratarse de algo que uno todavía no vive, son filtradas inmediatamente al subconsciente como si las peripecias vividas por quien te lo platica fueran producto del azar, de la mala suerte o negligencia del mismo quien te relata su versión del "Infiernito inmobiliario". Qué iluso fui...

Después de que nos entregaron la casa 2 meses después de la fecha establecida, de interponer quejas por defectos en dos paredes, un marco de cancel de aluminio y 3 puertas, estábamos resignados a que el servicio que nos brindaba la constructora (que para proteger su identidad, llamaremos JAVER) era bastante deficiente. Sabíamos que prometían entregas, fechas pero que a la hora de la hora, "Era pura baba de perico", como diría la madre de un amigo de la adolescencia.

Como al mismo tiempo estábamos con la contratación de los servicios de luz, gas y agua, mi esposa Aída y yo tomamos la rutina de dar vueltas frecuentes en las noches para ver si había algún nuevo medidor. Llegaron de inmediato el gas y el agua pese al pronóstico de 10 a 15 días hábiles que nos dio la señora que atendía la ventanilla de contrataciones. Esperamos uno, dos y tres días y de la luz, "Ni sus luces"... Por fin unos días después, vimos que ya teníamos un flamante medidor de luz. Ese mismo fin de semana fuimos armados con taladro, cortineros, cortinas, fusibles y un par de etcéteras, aunque existía el inconveniente de que estaba lloviendo.

Siempre le he tenido un excesivo respeto a la electricidad. La idea de colocar fusibles bajo la lluvia, a la intemperie, no era algo que me inspirara mucha confianza, pero ver nuestra casita con luz y poder empezar a poner los cortineros, lo valía; así que coloqué una cubeta de cabeza y me subí en ella para aislarme. Usé además unas pinzas aislantes para colocar fusibles y poco me faltó para usar guantes y lentes de seguridad. Puse los fusibles, cerré la tapa y mientras miraba a Aída tras sus lentes salpicados con lluvia, le dije: "Listo... Vamos a tocar el timbre para ver si ya había luz"...

Corrimos como niños a quienes les dicen que acaban de partir los Reyes Magos tras dejar regalos. Accionamos el interruptor del timbre y sólo escuchamos el eco del aire resoplando a través de los marcos de las ventanas entreabiertas, sin embargo una chispa de esperanza volvió a nuestros ojos al suponer que tal vez el timbre no estaba instalado, así que corrimos a probar un apagador que encendía uno de los pocos focos que pusimos para empezar a probar la instalación... Pero el resultado fue el mismo... Nada...

Me sentía frustrado. No podíamos hacer nada más si la instalación de luz no funcionaba. Antes de gritar pestes de la constructora, pensé que sería bueno revisar los fusibles. Repetí el ritual de equilibrarme sobre la cubeta, abrir la tapa, quitar los fusibles y los revisé con un multímetro. Los fusibles funcionaban, entonces si descartábamos la remota posibilidad de que los de la CFE hubieran instalado mal el medidor, sólo quedaba la constructora como única culpable... Así que llamé a un amigo experto en instalaciones con el fin de explicarle el problema para que me ayudara a diagnosticar la falla para así poder hablarle a la constructora y reclamarles por su infame trabajo... -Ah, caray... ¿Dices que checaste los fusibles y están bien? -Sí, y la verdad, veo difícil que los güeyes de la CFE hayan hecho mal la chamba... -Sí, no creo, porque ellos prueban antes de irse... A ver. Está la subestación subterránea y luego el medidor, ¿verdad? -Sí -Y atrás del medidor el switch donde están los fusibles, ¿Correcto? -Correcto. -Y después de ahí, están las pastillas que... -¿Pastillas? -Interrumpí. -Sí, en el centro de carga, generalmente los ponen en la cocina o lavandería... -¿Sabes qué? Al rato te marco. -¿Por qué? ¿Todo bien? -Sí, creo que ya se dónde está el problema. Si no, te marco en un rato. -Ok, suerte... Saludos a tu esposa...

Aída y yo nos quedamos mirando... Ella todavía sin saber qué pasaba y yo con una expresión que parecía decir "Soy un estúpido"... Caminé serenamente a la cocina, y vi cómo las felices pastillas estaban en OFF... ¡EN OFF!... ¿Cómo carajos esperaba que hubiera luz en la casa?... Aída escuchó tres "¡Prac!" y enseguida el foco del baño empezó a bañarnos con sus 24 watts de luz fluorescente en tono cálido... Aída soltó una carcajada para no tener que reiterar con palabras lo que yo pensaba de mí... Nos pusimos a probar cada foco y apagador de la casa y el saldo final cambió de "Todo es una mugre, nada sirve" a "El foco del área del lavabo de arriba no enciende".

Aprendí la lección. Estoy seguro de que este fin se semana cuando conecte el agua, no olvidaré abrir la llave de paso del medidor ni la del tinaco... Estoy seguro... Bueno, eso espero...

- el güey de junto -