Hace precisamente un par de días, justo después de terminarme mi yogurt para beber, mi media dona con glaseado sabor a maple y mi galleta de avena con pasitas, continué trabajando sobre mis pendientes.
Mis compañeros Juan Pablo y Lupita me ofrecieron traerme algo de la tienda, sin embargo les dije que no me apetecía nada, les di las gracias y me quedé trabajando.
A los diez minutos, llegaron con refrescos, una cara de complicidad cada uno y con una docena de tamales de carne de los cuales me ofrecieron para almorzar. -Bueno, nada más uno, porque acabo de desayunar. -Dije mientras los dos se sentaban compartiendo mi escritorio. Tomé un tamal, lo deshojé y me lo empecé a comer.
Cuando me estaba terminando el tamal, Lupita fue hacia su escritorio para contestar una llamada telefónica. En ese momento sintiendo un poco de sed, estiré el brazo para alcanzar mi botella de agua la cual estaba llena en una tercera parte, tal cual la había dejado el día anterior, pues tengo la costumbre de rellenar mi botella de agua en el despachador de agua fresca que tenemos en la oficina.
Le di un trago y bajé la botella. En ese momento Juan Pablo con gesto de asombro y con un tono de voz como el de alguien que no puede creer lo que está viendo me preguntó: -¿Te estás tomando esa agua? –A lo que yo, con gesto despreocupado aunque con cierta extrañeza le respondí: -Sí, ¿Por qué? –Y al decir eso, volteé a ver la botella de agua para descubrir una cucaracha gigante como de panadería nadando con singular alegría dentro de mi botella de agua…
Juan Pablo pasó del asombro y de la incredulidad hasta la risa en una forma escandalosa. Cuando llegó Lupita y le contamos lo sucedido tampoco lo podía creer… Yo todavía no lo podía creer… En ese momento le marqué a mi esposa a su celular, no por dudar sobre si las cucarachas estaban dentro de mi dieta, sino para preguntarle si debía comprar algún tipo de medicamento, purgante, laxante, vomitivo o pastillas de insecticida… -No, no hagas nada… Ya qué… A ver si no te da diarrea.
-Y heme ahí. Sentado, frente a la computadora con sensación de cosquillas en la garganta… Con la idea de que pude haber bebido un par de decenas de huevos de cucaracha que bien podrían ahora estar incubando en mis amígdalas… A ver cómo me va en los siguientes días. Sólo les comparto que por el día de hoy, se me quitó la sed.
- el güey de junto -
Mis compañeros Juan Pablo y Lupita me ofrecieron traerme algo de la tienda, sin embargo les dije que no me apetecía nada, les di las gracias y me quedé trabajando.
A los diez minutos, llegaron con refrescos, una cara de complicidad cada uno y con una docena de tamales de carne de los cuales me ofrecieron para almorzar. -Bueno, nada más uno, porque acabo de desayunar. -Dije mientras los dos se sentaban compartiendo mi escritorio. Tomé un tamal, lo deshojé y me lo empecé a comer.
Cuando me estaba terminando el tamal, Lupita fue hacia su escritorio para contestar una llamada telefónica. En ese momento sintiendo un poco de sed, estiré el brazo para alcanzar mi botella de agua la cual estaba llena en una tercera parte, tal cual la había dejado el día anterior, pues tengo la costumbre de rellenar mi botella de agua en el despachador de agua fresca que tenemos en la oficina.
Le di un trago y bajé la botella. En ese momento Juan Pablo con gesto de asombro y con un tono de voz como el de alguien que no puede creer lo que está viendo me preguntó: -¿Te estás tomando esa agua? –A lo que yo, con gesto despreocupado aunque con cierta extrañeza le respondí: -Sí, ¿Por qué? –Y al decir eso, volteé a ver la botella de agua para descubrir una cucaracha gigante como de panadería nadando con singular alegría dentro de mi botella de agua…
Juan Pablo pasó del asombro y de la incredulidad hasta la risa en una forma escandalosa. Cuando llegó Lupita y le contamos lo sucedido tampoco lo podía creer… Yo todavía no lo podía creer… En ese momento le marqué a mi esposa a su celular, no por dudar sobre si las cucarachas estaban dentro de mi dieta, sino para preguntarle si debía comprar algún tipo de medicamento, purgante, laxante, vomitivo o pastillas de insecticida… -No, no hagas nada… Ya qué… A ver si no te da diarrea.
-Y heme ahí. Sentado, frente a la computadora con sensación de cosquillas en la garganta… Con la idea de que pude haber bebido un par de decenas de huevos de cucaracha que bien podrían ahora estar incubando en mis amígdalas… A ver cómo me va en los siguientes días. Sólo les comparto que por el día de hoy, se me quitó la sed.
- el güey de junto -
3 comentarios:
güacala! ay! pobre de ti, para la próxima revisa el recipiente antes de beber algo y mejo no hubiéses mencionado lo de los huevecillos e sposible que vayas a ser madre mutante!!!
Kitty
jajajaaj a la proxima, manten bien cerrado tu bote de agua... y mucha suerte con los bebés cucaracha!!!
¡Que horror! es una sensación terrible de asco y cosquilleo. Pero lo peor de todo es tener la imaginación trabajando a mil por hora jajaja.
Me paso algo parecido hace algunos años, le di dos tragos a una coca cola antes de darme cuenta de que tenia una corcholata dentro, ¡ahhhh! que feoooo.
Nada, que debemos fijarnos muy bien en lo que nos llevamos a la boca jeje.
Saludos!
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