La mistica y magica Pinta a Xochicalco! Conclusion

Cuando las baterias de los reproductores pachecomusicales se agotaron era tiempo de regresar, teniamos ke volver sobre los pasos hasta el origen de la expedicion y dejar nuestros alucines alla mismo sobre el cerro y a pesar de ke estabamos algo cansados de caminar debiamos regresar de la misma manera, no solo por ke asi completariamos de manera perfecta nuestro viaje, y cerrariamos el ciclo mistico ke habiamos abierto esa mañana sino por ke ademas, no teniamos en los bolsillos las monedillas ke reclamarian con sus humedas manos los choferes de los autobuses, como casi siepre pues!.

El descenso fue mas rapido ke el ascenso, ya no hubo mas iguanas ni lagartijas ni pajaros, ke alientaran nuestra avida imaginacion pero si habia mucho viento ke soplaba fuerte y llenaba los ojos de polvo y basurillas, sin embargo lo agradeciamos por ke akel aironazo ayudaba a refrescarnos un poco y disminuia los efectos del fuerte sol ke golpeaba el valle ke se extiende al pie del cerro en el ke se encuetran las ruinas de Xochicalco.
Mientras bajabamos miramos ke en el centro del valle habia un claro entre los arboles en el ke pensabamos, debia haber algo muerto ya ke a una altura moderada se arremolinaban en el cielo varias decenas de zopilotes ke se disponian a bajar. Desviandonos de la ladera por la ke veniamos nos dirigimos hacia el lugar al ke aparentemente bajarian los zopilotes akellos, no nos tomo mucho tiempo el acercarnos y al llegar ahi notamos un fetido olor ke confirmaba la presencia de algun animal muerto, dimos un corto rodeo a un grupo de arboles ke hacian las veces de muro y obstruian la mirada de kien pudiera circular por la carretera cercana. Llegamos hasta un pekeño vallecillo rodeado de arbustos y matorrales, este tenia una rampa de terraceria ke servia de entrada y comunicaba con la carretera. En el claro de akel paraje se encontraba una gran mancha circular ke desde donde estabamos se veia de color blancoamarillenta y ke a simple vista no presentaba forma alguna, si embargo era evidentemente la causa del mal olor akel y ademas la principal atraccion de los zopilotes.
Nos fuimos acercando rapidamente con paso estable a pesar de ke teniamos ke sortear piedras y basura y fue cuando estabamos a la orilla del circulo akel ke nos dimos cuenta de ke akello no era otra cosa mas ke un tiradero clandestino de "desperdicio" de alguna granja de pollos, de las ke abundan por la zona y en la ke se venian a desechar todos los huevos ke por alguna causa ya no eran utiles a la granja, kiza huevos sin nacer de las incubadoras o huevos ke se habian caducado de los expendios y ke eran devueltos al proveedor, no lo sabiamos a ciencia cierta. Pero era una extraña dualidad entre el principio y el final de la vida simbolizado por los huevos y los pollitos medio muertos ke nacian bajo los rayos de sol en medio de akel tiradero y ke ademas seria alimento de los zopilotes.
En el mismo tiradero habia tambien restos de huesos de res, los tipicos desperdicios del corte de los rastros vacunos, encontramos varios craneos de vaca ya secos y muchos huesos de patas de vaca cortados en tramos de a 15cm mas o menos ke las hormigas ya se habian encargado de limpiar de cualkier resto de carne. Cuando los zopilotes comenzaron su descenso nos llevamos tremendo susto ya ke el sonido ke producen al cortar el aire con sus alas es indescriptible, como la mezcla de un zumbido y un fuerte siseo; era un sonido desconocido para nosotros, no sabiamos ke era akel ruido ke venia de todas partes precediendo a grandes sombras ke nos rodeaban y no sabiamos ke hacer, solo atinamos a deternos y ponernos e cuclillas en donde habiamos kedado.

Cuando vimos a akel ave de gran tamaño erguirse ante nosotros con las alas abiertas y en actitud amenazante mientras graznaba o chillaba supimos ke el sonido era un aviso de alerta y ke kiza los zopilotes no resultarian muy amigables, pues estabamos invadiendo nada menos ke su comedor, sin embargo no podiamos dejar pasar la oportunidad de estar en akel lugar y vivir akel momento tan raro despues de un dia tan especial.
Nos sentamos a una distancia prudente y en una posicion en la ke el viento se llevaba el mal olor de los desperdicios y tampoco invadiamos el territorio zopilote y bajo la sombra de un arbol nos pusimos a hacer musica. Con los huesos de las vacas ke usamos como percusiones y claves, acompañabamos los sonidos ke haciamos golpeando nuestras palmas co nuestros pechos y piernas y la neta en el extasis hasta gritamos una ke otra vez. Acepto ke fue pachekisimo y tambien poco original por ke en verdad lo ke haciamos era imitar la musica de Jorge Reyes, sin embargo fue un momento unico e irrepetible.

No tengo idea de cuanto tiempo pasamos el Cerezo y yo en akel extraño paraje, ni recuerdo tampoco con claridad como fue nuestro regreso, pero cada vez ke escucho mis casetitos de las rolas ke nos acompañaron a esa excursion, mi mente regresa hasta el cerro de Xochicalco mientras en mi mente se escucha con claridad el golpe de los huesos y la musica de Jorge Reyes.

Algunos años despues, el Cerezo se volvio vendedor de pisos ceramicos en Cuernavaca, Morelos y una tarde me llamo al celular para decirme ( con cierta emocion)
- Le acabo de vender varios metros de piso a ... a kien crees?... a Jorge Reyes y mañana mismo se lo vamos a ir a instalar a su casa!- Nos pusimos de acuerdo para ir juntos para volver a estrechar la mano del maestro, tal y como lo habia hecho años atras en el tianguis del Chopo en el DF.... El trabajo me lo impidio...El Cerezo tuvo otro compromiso... De eso ya hace años.

Jorge Reyes... Descanse en paz!