miércoles, 13 de agosto de 2008

Micaela

Rubia natural, proporciones como de concurso de belleza, ojos grandes, extremidades largas, buena estatura, silueta agraciada aunque no precisamente atlética, carácter muy alegre y juguetón… Prácticamente todos coinciden en que es una hermosura… Ella es Micaela… “Mica”, le decimos de cariño.

Sus aficiones son salir a pasear, merodear por ahí, comer popó de gato (cuando tiene oportunidad) y ladrarle a cuanto insecto curioso ve. Duerme desparpajada sin un ápice de feminidad; boca arriba con el cuello torcido, cuatro patas al aire, boca abierta y con su barriga recibiendo el aire fresco. Digna estampa del más barbaján de los marineros que hayan surcado los siete mares.

La Mica es una perrita labradora color beige de aproximadamente tres años y medio de edad. Tan juguetona y demandante de atención que es imposible salir al patio trasero de la casa sin regresar con un pisotón marcado en un zapato o el pantalón lleno de pelos güeros. Se restriega como un gato gigante. Da fuertes latigazos con su pesada cola como de dinosaurio que se mueve con singular energía y aunque no brinca hacia las personas, es fácil que sus treinta y cinco kilos de peso estampados a velocidad contra una rodilla saquen de equilibrio hasta al mejor plantado. Canalizando sus incansables e incesantes movimientos a un generador, fácilmente haría mi casa un hábitat autosustentable.

Sacar a pasear a la Mica es contrastante. Traerla con correa corta la hace caminar cerca de tu pierna cual campeona con pedigree, sentándose cada vez que hacemos alto y dejándose acariciar incluso por niños desconocidos mostrando siempre esa expresión como de película de “¡Vamos a jugar!”… Por otro lado, aflojando la correa se convierte en la líder de la manada... Empuja con mucha fuerza y te arrastra como si ella te estuviera sacando a pasear. Se acerca a los matorrales, a los pasillos que se forman entre las casas de la colonia y aunque permite ser persuadida sobre el rumbo a seguir, no es flexible con el ritmo del paso.

Los fuegos artificiales y el sonido de los cohetes eran hasta hace días su único miedo conocido por nosotros. Lo descubrimos tras haber tenido qué reemplazar tres mosquiteros, un vidrio de la puerta corrediza del patio y tras ver las abolladuras hechas por la Mica en una tela de alambre galvanizado de muy buen calibre… Sin embargo anoche, a una semana de haberla traído a vivir con nosotros a nuestra nueva casa, descubrimos que tiene un nuevo temor: El calentador del agua… Abrimos la llave del agua caliente en la regadera y como por arte de magia, aquella poderosa criatura, segura de sí misma, tosca e implacable se convierte en un asustadizo ratón gigante que ladra con desesperación y golpea la reja… Deja de ser la linda Mica y se convierte en “La cosa horrorosa”… Ladra en forma diferente, con un timbre anormalmente agudo y molesto y respira rápidamente. Nos mira como si no entendiera porqué no la dejamos entrar a la casa a guarecerse del gran peligro.

Hoy en la mañana tuve qué bajar a distraer a la Mica mientras mi esposa se bañaba y cuando fue mi turno tuve qué bañarme con agua fría para que no encendiera el calentador y la pequeña no se alterara… Esperemos que lo supere pronto porque… Se acerca el invierno y el agua saldrá más y más fría.

- el güey de junto -

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay la Mica... me imagino el sonido del latir de su corazón, ojalá que se acostubre no se vaya a lastimar en su desesperación, o tal vez la puedas amarrar en el patio de adelante en lo que se bañan. Saludos a la Mica peshiosa.
Kitty♥♥

Anónimo dijo...

... y yo de ilusa en que soy la única en el planeta que demandaba de atención y que padece kinestecia...

Saludos a la linda Mica :P

** Bichito **

MIG dijo...

Ayy mira, si te bañas con agua fria para que tu perrita no se asuste, ya me imagino lo que harás o dejaras de hacer por tus hijos.

Por cierto la Mica si es la que te saca a pasear, porque si no fuera por ella seguro te la pasarias de flojote encerrado en casa jajajaja