miércoles, 6 de agosto de 2008

Tenis a fuerza

Cuando le dije a mi tío “Voy a comprar unos tenis a Tepito”, lo primero que me dijo sarcásticamente (sí, el sarcasmo es un mal de familia) fue: “¿Para que te vendan unos calientes y cuando vayas saliendo te los roben para revenderlos?”…

Pese a la jocosa advertencia de mi tío, me decidí a ir por un par de tenis con cuatrocientos pesos en mano, de los cuales por precaución, guardé doscientos en la cartera y los otros doscientos en esa pequeña bolsa que traen los pantalones de mezclilla debajo de la bolsa derecha. Entré al Metro por la estación de Chapultepec, transbordé en Pino Suárez y me bajé en Zócalo. Salí a la explanada central y por las calles que fluyen desde el costado oriente de la Catedral Metropolitana me fui adentrando hasta llegar a la zona del mercado de Tepito donde abundan tenis, discos piratas, relojes y perfumes de imitación.

Iba yo de puesto en puesto viendo tenis, preguntando precios, buscando si los modelos que me gustaban existían en color negro y presionando con los dedos las en ese entonces novedosas cápsulas de aire que traían muchos en la suela… Para acabar pronto… Iba turisteando por los pasillos del mercado de Tepito como si estuviera en los pasillos de Liverpool o Palacio de Hierro…

Al alejarme del vigésimo quinto puesto que visité, un señor de unos treinta o cuarenta años me preguntó si andaba buscando tenis y al decirle que sí, me preguntó: -¿Baratos, caros o más o menos? –Más o menos. –Respondí. Ven. Sígueme. –Y fui siguiendo al señor por calles y callejones hasta que llegamos a un lugar donde habían puestos a medio armar y muy poca gente por ahí. Entramos a una especie de estructura como de puesto con algunas telas fungiendo como muros y me preguntó: -¿De qué color y de qué número? –Negros y del seis y medio. –En ese momento, mientras el señor me dijo “Ahorita te los traigo”, dos jóvenes de entre veinte y veinticinco años entraron al lugar y se pusieron cada uno a un lado mío… Supe que algo andaba mal…

Después de dos, diez o no recuerdo si treinta minutos en silencio que me fueron eternos, llegó el señor con tres pares de tenis negros. En ese momento me sentí aliviado, pues si me fueran a asaltar no se habrían tomado la molestia de traer unos tenis para continuar con la farsa. -¿Cuáles te vas a llevar? –Me preguntó. Yo inseguro dije: -Busco algo parecido a los de la izquierda. –Bueno, son cuatro cincuenta. –Ok, voy a seguir viendo. –En ese momento, los dos orangutanes que ya estaban prácticamente a centímetros de mí, rieron. El señor cambió su tono neutral por uno un poco hostil: -No, son cuatrocientos cincuenta. Ya los saqué de la bodega y no puedo regresarlos…

-Pese a la presión, ese momento me pareció perfecto para salir de ahí excusándome por sólo traer cuatrocientos pesos, sin embargo mi actuación con fingida pena por no completar el precio fue inútil. –Bueno, dame los cuatrocientos. –Yo, a esas alturas ya con voz entrecortada, nervioso y con la sensación de que mi vida de quince primaveras estaba en riesgo, balbucee que tenía qué esperar a mis papás. Pero tampoco fue de utilidad. –Bueno, dame los cuatrocientos, te llevas los tenis y te vas con tus papás… -Fue entonces que se me ocurrió otra idea para librarme del asunto.

Saqué mi cartera, la abrí frente a él, saqué el único billete de doscientos que traía ahí y fingiendo que buscaba desesperado entre sus compartimientos dije enojado: -¡Me lleva la chingada! ¡Me sacaron doscientos pesos! –El señor me arrebató la cartera y la empezó a esculcar mientras yo me asomaba fuera del puesto fingiendo que buscaba el billete tirado en el suelo. –No te lo pudieron haber sacado, si no, te hubieran robado todo, no sólo doscientos. –¡Es que yo traía cuatrocientos! –Dije con aparente indignación. Pero el tipo se resistía a dar por perdida la forzada transacción; -Bueno, dame los doscientos y el reloj. –No, el reloj no puedo, es de mi hermano. –Bueno, dame doscientos cincuenta. –No traigo, en serio… -Dije justificándome mientras sacaba las pocas monedas que traía en la bolsa del pantalón.

El tipo me arrebató las monedas de la mano, me regresó mi cartera sin mis doscientos pesos y me dijo: -Bueno, así está bien. –¿Pero cómo me voy a regresar? –¡Pus caminando con tus tenis nuevos! –¡Pero voy hasta Chapultepec! –Bueno, ten dos pesos para el metro…

-Y salí de ahí con los tenis nuevos en una bolsa de plástico amarilla. Temblando por el miedo pero feliz por salir bien librado. Frustrado por llevar unos tenis que no me gustaban tanto pero satisfecho por haberlos comprado por doscientos catorce pesos. Impotente por haber sido presionado a comprar y no haber hecho nada pero animado por la hazaña de esconder los otros doscientos pesos en la pequeña bolsa del pantalón… Ahí iba yo caminando más rápido que un maratonista haciendo un sprint para llegar a la meta y volteando hacia atrás a cada momento para percatarme de que no me estuvieran siguiendo… Recordando las palabras de mi tío sobre comprar tenis y que me serían robados antes de salir de Tepito… Pero salí de los callejones del barrio bravo con mis tenis viejos puestos, los nuevos en una bolsa y doscientos dos pesos guardados.

Me consuela que los tenis que me vendieron olían a nuevo y no a sudor de recién asaltado.

- el güey de junto -

7 comentarios:

Anónimo dijo...

y... ¿cuanto te duraron?. Diego y yo fuimos por unos con luces sólo encendieron la primera puesta y duraron mes y medio!! esa ocasión estaba un chíco con sus juguetes en el suelo gritando : "bara bara pásenle spaidermans originales de roberto y a mitá de precio"

Kitty☻

Pasajeros enmascarados dijo...

No duraron gran cosa, aunque valor/precio me di por satisfecho.

Lástima que no pude comprar con tiempo otros que me hubieran gustado, que no habrían tenido que ser seguramente robados... En fin... Hice lo que pude...

: P

- el güey de junto -

Cheryl dijo...

Que miedooooo!!
Menos mal que saliste sano y salvo de esa aventura y ademas con tenis nuevos y un guardadito jeje.

Saludos!!

MIG dijo...

jajajaaja de casualidad te llamas Problemas???? XD... como te encanta andar en problemas, ke si te roban la bici, tu dinero, ke si un hombre te hace propuestas indecorosas.... en fin jeje... saludos

Pasajeros enmascarados dijo...

Ja ja ja ja... Mig, lo haces sonar como si todo me hubiera pasado en el mismo mes... : P

Para ser eventos a lo largo de toda una vida, no estoy tan salado, ¿O sí?... Je je je... (Tal vez sí)

ikinebur dijo...

que mal gas asi son esos perros a mi me quisieron asaltar le pegue a uno de ellos llegaron unos polis del sector morelos fuimos a el MP y les dije me quisieron asaltar y me defendi pero despues era yo el acusado por lesiones y tuve que pagar mmmm por revolverme con esos perros hasta los perros tiennen pedigree

ikinebur dijo...

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