lunes, 26 de enero de 2009

Catástrofe

La escena era horripilante: Mi disco duro externo caía desde la mesa hasta el suelo y no hubo nada que se interpusiera entre su previo estado de reposo y el estruendoso impacto del aluminio contra el duro piso de azulejo que hizo eco en toda la habitación. Casi lo pude ver caer en cámara lenta…

Lo siguiente que recuerdo es una visión borrosa de mis manos tratando de reconectar el cable de corriente del disco y mi dedo índice oprimiendo el interruptor de encendido… La luz del disco enciende… Parpadea… Parece que el disco funciona porque percibo las vibraciones típicas del disco girando… Pero después no sucede nada. Mi computadora no parece percatarse de que hay un disco ansioso de ser leído y en ese momento de aquella cajita de aluminio que contiene el disco escucho una serie de “tics” intermitentes a cada tres segundos que vaticinan lo peor… Pero las altas horas de la noche me impiden pedir auxilio.

Pasé la noche haciendo un inventario específico de todo lo que estaba en ese disco. ¡Era toda una vida! Dieciocho gigabytes de música de los cuales al menos tres contienen música difícil de conseguir; seis gigabytes de puros archivos de la escuela: Toda la licenciatura y lo que llevo de la maestría; nueve gigabytes de fotografías: Cientos de ellas personales e irrecuperables, otras tantas con pretensiones artísticas que tomé para el grupo de fotografía al que pertenezco; doce gigabytes de programas; un gigabyte y medio de documentos personales entre los cuales están los planos de remodelación de la casa, un archivo con mis contraseñas y claves de acceso, estados de cuenta del crédito hipotecario y algunos ensayos que escribí hace varios años; dos gigabytes de proyectos de diseño gráfico para los que fui contratado y que me servían para mostrar a clientes potenciales la calidad de mi trabajo; cuatro gigabytes de archivos del trabajo; siente gigabytes de tipografías, imágenes de texturas de diversos materiales y recursos multimedia… Y la lista seguía, pero entre tanto gigabyte me quedé dormido.

A la mañana siguiente y a primera hora contacté al Señor Yap: Infalible fuente de soluciones informáticas… Especialmente aquellas en las que no basta tener instrucción de otros expertos a larga distancia y este caso por supuesto que ameritaba recurrir a su experiencia. Para resumir la plática con el Señor Yap, el disco no debía ser encendido porque podía rayarse más y al llevarle el disco haría un diagnóstico para ver si él podía repararlo o de lo contrario, él tendría qué llevarlo con especialistas que en un laboratorio de ambiente controlado harían cirugía a corazón o más bien a disco abierto para hacer una recuperación de emergencia, pero el proceso era tardado, costoso y no garantizaba la integridad de los archivos recuperados. Nos veríamos el fin de semana para así yo entregarle el disco y esperar lo mejor.

Esa noche cuando mi esposa me preguntó si estaba preocupado por algo, le dije que sí y le detallé la catástrofe…

-La música, los programas, las imágenes con texturas de materiales tipografías y esas cosas no me preocupan, son reemplazables, pero tengo ahí todos los archivos de la escuela, incluido lo de la titulación y la carrera y… -¿Te refieres a los archivos de la licenciatura? -¡Sí! Todos mis proyectos de todos los semestres… -Pero… ¿Para qué te servirían ahora? Ya estás titulado. Además seguro que puedes hacer mejores diseños … -Sí, pero no sólo es eso. También estaba lo de las materias de maestría que llevé el tetra pasado… -¿Y no le puedes pedir esa información a tus compañeros o a tus maestros? ¿O conseguir libros sobre esas materias?Bueno, sí, pero también tenía las fotos del grupo de fotografía… ¡Imagínate! Si quisiéramos exponer nuevamente material pasado ¿Cómo podría reimprimir esas fotos?Pero en ese caso ¿no podrías reponer esas fotos con unas mejores?Tal vez sí, pero también hay fotos de amigos a los que difícilmente podré volver a ver… -Bueno… Pues… A ellos los llevarás siempre en tu corazón…

-Entonces la volteé a ver y vi que ella apenas podía contener la risa después de pronunciar aquél cliché tan ridículo y en ese instante yo tampoco pude contenerme y mi drama se desmoronó entre carcajadas y cosquillas… Cuando mi esposa recuperó el aliento me preguntó sonriendo con cierto sarcasmo si ya se había terminado la tortuosa lista de pérdidas o si tenía reservada todavía alguna peor que las anteriores… -Sólo estoy tratando de animarte y de ayudarte a ver que si la información es irrecuperable no es el fin del mundo. -¿En serio? Pensé que sólo tratabas de minimizar la importancia de lo que tenía ahí… Y minimizar mi sufrimiento… -Es que cada vez que te digo algo me sales con algo peor… -¡Es que todo eso perdí! -Entonces mientras ella me acariciaba la cabeza como quien acaricia a un perro lastimado me dijo: -Bueno, si quieres sufrir, está bien… ¡Es horrible! ¡Jamás recuperarás las fotos de tus amigos de la infancia los cuales a lo mejor tal vez algunos ya murieron!… ¿Así está mejor?

-Nuevamente no pudimos contener las carcajadas y para cuando nos estábamos recuperando del ataque de risa, mi esposa se acomodó la almohada y me dijo que se estaba desmayando de sueño. Le di un beso de buenas noches y encendí la tele y mientras veía aquella película épica a la que ya no le puse atención no dejaba de pensar en que lo que me había dicho mi esposa era cierto. Incluso pensé que si el disco no podía ser reparado por el Señor Yap, no valdría la pena invertir mucho dinero en algo que en realidad no me era indispensable y que simplemente se trataba de un gran apego emocional y una compulsión acumulativa… Y fue así como el humor negro de mi esposa hizo que la catástrofe dejara de ser tan… Catastrófica.

- el güey de junto -

4 comentarios:

el Khaos! dijo...

NOOOOOO! yo keria saber si pudiste repararlo y rescatar la valiosisima informacion ke contiene tan importante objeto! digo, aki entre nos, eso es cosa de tecnocamaradas, no? no estoy tratando para nada de ke retomes tu original preocupacion eh!

MIG dijo...

jeje... mas que nada creo que lo que sentiste fue nostalgia... por cosas que tal vez y afortunadamente no son indispensables pero alguna vez lo fueron y forman parte de tu vida... Saludos

Cheryl dijo...

Ese dichito de que "Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde" se aplica en más de una forma, jeje cuando viste que tu disco estaba arruinado te acordaste de todos y cada uno de los archivos, fotos, canciones,planos, etc.

Pero me alegra que te dieras cuenta de que Aída tiene razón.

Saludos!!

Anónimo dijo...

No cabe duda que tu esposa tiene razón, tan sólo hay que leer el título para ver que es una exageración "catástrofe", por un momento pensé que venía el fin del mundo!!! hasta asustas mano jajaja, para la otra pónle... "catástrofe personal mínima de carácter informático" jejeje tal sólo como sugerencia :D
Kitty♥