martes, 29 de abril de 2008

Rata de dos patas... te estoy hablando a tí!!!

Para crear una pequeña racha anti sexista que ha adquirido el blog con este y el tema anterior, quiero comentarles sobre una fuerte campaña publicitaria que me ha molestado bastante.

La empresa en cuestión es Oster, y el producto es su nueva licuadora reversible. Leyendo un poco sobre las características del producto, admito que pinta como un buen producto. Realmente creo que tiene muchas ventajas como licuadora y si no estuviera enamorada de mi vieja licuadora que puede hacer incluso una salsa de tornillos con concreto, seguro compraría la Oster reversible... ¿Pero porqué la anuncian de esa manera?

He escuchado varios spots de radio donde hablan de las ventajas que tiene el hecho de que las aspas giren hacia un sentido y después de presionar un botón, hacia el otro. Incluso lo muestran de una forma pintoresca donde el actor dice cosas como: "Agrego esto y que gire hacia tal lado. Ahora agrego tal ingrediente y que gire hacia el otro lado..." Y cosas por el estilo. Aquí el meollo del asunto es que los ejemplos tienden a un contexto evidentemente machista. Cuando se trata de una actriz usando la licuadora, la mujer se la pasa preparando comida, pero cuando se trata de un actor usando la licuadora, ¡El tipo se la pasa preparando tragos!

Bonita relación, ¿Eh? Las viejas sólo usan la licuadora (y la cocina) para hacer comida y los señorones sólo la usan para preparar bebidas embriagantes... A ver... ¿Porqué carajos no ponen a la señora haciendo piñas coladas o un Frapuccino para la charla con las amigas y ponen al tipo haciendo una salsa para una carne asada o una receta para cocinar con sus hijos? Yo conozco hombres que usan licuadoras y no se les cae nada de los pantalones... ¿Acaso no será lo mismo con una licuadora reversible?

Qué lástima que así como Oster, hay cientos de empresas más en cuyos comerciales se sigue apoyando el cliché en el que la mujer es la chacha y el hombre el parrandero. Espero que al mono que hizo el guión del comercial de Oster (y que seguro es mandilón) lo hayan hecho dormir en la sala por andarse saliendo del guacal. Ni más ni menos.

* Diva Enmascarada*

viernes, 25 de abril de 2008

¿Pues qué se creen?

Yo, junto con miles de mujeres mexicanas de mi generación, suspiramos cuando veíamos a Pedro Infante en sus películas. Tan galante, tan talentoso... Sin importar que interpretara el papel de un barbaján que intenta besar a la fuerza a la mujer que le gusta... Después de todo, en esa situación, ¿Qué mujer de mi generación no hubiera dejado de poner tan fingida resistencia ante un hombre así?

Sin embargo tal parece que los hombres más que las mujeres, arraigaron ese cliché de que el hombre puede faltarle al respeto a una mujer y que después de su cara de fuchi y palabras de desprecio, terminaremos rendidas a sus pies. ¡Patrañas! ¡Pamplinas! (O como diría mi madre....) ¡Son chingaderas!... O ¿A qué mujer le va a gustar que un viejo roñoso la ande piropeando con lujo de gañanería? ¿Quién en su sano juicio se dejaría besar por cualquier chango con iniciativa y aliento alcohólico? ¿A qué le tiran cuando después de vernos, bajan el vidrio del carro y emiten un sonoro siseo mientras nos miran con cara de depravación? ¿Creen que nos parece un cumplido? ¿Creen que nos hacen un favor? ¿Si una es fea, debemos ver esa falta de respeto como un cumplido? ¿Creen que crecen sus posibilidades de que no los mandemos a la roña? ¿Les divierte cuando nos llegamos a enojar?

Todavía recuerdo cuando Migda, la hija de mi comadre de Ciudad Victoria, me contó mientras tomábamos el cafecito, que le incomodaba seguir saliendo a correr o a andar en bicicleta porque una bola de viejos feos se la pasaban diciéndole de cosas: Chiquita, reynita, mamacita, ricura, si como lo mueves lo bates... "¡Es que se pasan! Una ni los conoce y ya andan con sus cosas!" Me decía Migdita. Y tiene razón. Se aprovechan de que una lleva las de perder si se pusiera a contestarles o a armarles bronca... Ah, pero nada pen...tontos... Cuando vamos acompañadas, sólo se apegan a mirar cínica y descaradamente la trayectoria que siguen nuestras curvilíneas (O no tan curvilíneas) siluetas al pasar.

Esto no va a cambiar de la noche a la mañana, pero sería estupendo que nos lleváramos de tarea adiestrar a los hombres que tengamos "a la mano" para extirpar de sus tapados cerebros ese estereotipo de galancito patán. Así que ya saben... Al que yo sorprenda molestando a alguna dama, no se salva de una Stilson, un martinete o una desnucadora.

* Diva Enmascarada *

miércoles, 23 de abril de 2008

Aires de justiciero...

Guillermo y Miguel Ángel, dos entrañables amigos que conozco desde mis épocas de preparatoriano, iban hacia Mixquiahuala en una combi de esas que funcionan como transporte público. Había un par de asientos vacíos y otros ocupados. Dos de ellos por una pareja joven que empezaba a discutir acaloradamente.

A pesar de que pronto empezaban a gritarse, ni el chofer, ni la señora con rostro apático que venía pintándose las uñas, el puberto con su mochila estampada con la silueta del Che Guevara, Miguel o Guillermo hicieron comentario alguno. Todos se limitaron a ser cómplices de la discusión y alimentaron el morbo con las razones de él y las razones de ella, aunque seguramente todos coincidían con la apreciación de mis amigos que después compartieron conmigo: "La verdad, estaban discutiendo por una pendejada"...

Cuando el tono de los gritos estaba fuera de proporción, empezaron los jaloneos y los "¡Suéltame!", los pasajeros se empezaron a mirar unos a otros. Como si cada uno buscara rectificar lo válido de su postura al pensar que alguien más debía intervenir en auxilio de la joven. "¡Bajan!" dijo el novio al chofer en forma tajante. El chofer, más nervioso que preocupado por el hecho de que se iba a detener en una zona no autorizada para descenso de pasaje, rápido se orilló y accionando el sofisticado sistema de cordón anudado a la chapa que abre la puerta lateral de la combi, los dejó bajar.

El tipo ya tenía a su pareja tomada del brazo y la sacudía levemente como una anticipación de zarandeo. Mis dos amigos y el puberto se voltearon a ver uno a otro y Guillermo le dijo a Miguel: "Qué onda. ¿Le hacemos el paro a la chava?" Y antes de que Miguel contestara algo, el puberto que daba por hecho que contaba con el respaldo de dos personas más, bajo de un brinco de la combi y al mismo tiempo en que le decía "¡Ya suéltala cabrón!" le dio un empujón al tipo que zarandeaba a su pareja quien la soltó e inmediatamente después, de cuatro puñetazos tiró al puberto para luego darle un par de puntapiés en el estómago.

Guillermo y Miguel se voltearon a ver y en un acuerdo implícito, coincidieron en no bajar de la combi y voltearse a ver hacia otro lado. El chofer los volteó a ver por el retrovisor y estuvo a punto de decir "Qué ojetes... ¿Porqué no le ayudaron?", pero como tampoco tuvo el valor de bajar a defender a la jovencita, sólo lo pensó para sí mismo.

La combi arrancó y todos voltearon a ver a través del vidrio trasero a la pareja que seguía discutiendo y forcejeando. El chofer deseó que alguien recapacitara y le pidiera hacer la parada para ir a defender a la señorita. El puberto empanizado todavía en el piso que seguía escuchando la pelea deseó que le dejara de punzar la nariz y le parara la hemorragia. La señora deseó que se secara pronto el barniz de uñas. Miguel y Guillermo desearon haber podido ayudar en algo... O por lo menos que el puberto hubiera tenido éxito en sus aires de justiciero... Pero esos sólo eran deseos.

- el güey de junto -

martes, 22 de abril de 2008

Picardía inglesa

Aquí yo, de nuez... Vengo a contarles de una puntada del "Office of Government Commerce", allá en tierras inglesas... He he he...

Los camaradas pensaban relanzar la imagen de dicha entidad gubernamental para darle tintes frescos, dinámicos y ondas así por el estilo, así que se pusieron en "modo creativo" (así dicen cuando se van a permitir proponer jaladas) para desarrollar un nuevo logotipo que sirviera como estandarte, que es el que les muestro aquí a continuación:



Una vez aprobado, lo imprimieron indiscriminadamente en tazas, playeras, plumas, volantes, folletos, y cuando material se dejara... Alguien notó que el logo no funcionaría, pero ya era tarde. Los artículos identificados con el logo ya estaban en manos de la gente y la "involuntaria" broma se había llevado a cabo.

Resulta que si el logo se rota 90° a favor de las manecillas del reloj, y se sintoniza el cerebro en modo "perversiones", el logo resulta una reverenda jalada (literalmente)...



Una vez descubierto este detallito, la OGC cambió nuevamente el logotipo para borrar evidencias y frustrar intentos de carcajadas ante la presencia gráfica de dicha organización. Aquí su nueva imagen... Más aburrida, más mesurada y menos polémica... He he he... http://www.ogc.gov.uk/

¿Cómo la ven?

P.D. Si no le entendieron al detalle pícaro del logo rotado 90°, no se preocupen. Son puros de mente y corazón.


♠ Hommo Cannabis ♠

lunes, 21 de abril de 2008

Tócala de nuevo...

¡Qué tranza banda!

Tengo el gusto de invitarlos a una excelente obra de teatro de la cual ya tuve el gusto de disfrutar hasta las carcajadas en su temporada pasada... ¡Y carcajadas de a de veras!... Mi buen amigo Marco Polo actúa en esta puesta en escena que sobresale por su sarcástico y negro sentido del humor... He he he... Por eso créanme cuando les digo que los que son muy puritanos podrían agüitarse y sentirse ofendidos, pero para el resto de la banda que no tenga (o deje en el closet sus) prejuicios, podrá disfrutar abiertamente este pícaro alucín... He he he...

Hago la aclaración de que es una obra cuyos tintes de comicidad no tienen nada qué ver con el estereotipo de comedia mexicana donde sólo te ríes del doble sentido. ¡Para nada, camaradas! La hilaridad de las actuaciones va trenzada de una trama intrigante, misteriosa y armada de una forma bastante ingeniosa.



Como nada en este mundo es perfecto, lamento informarles que sólo los que puedan escaparse un lunes a tierras regiomontanas podrán disfrutar de esta selecta invitación. Para los que no, pues ni hablar... De lo que se van a perder... he he he... Aquí los generales:

Fechas: Todos los lunes a partir de hoy hasta terminar el mes de mayo (excepto 5 de mayo)
Horario: 21:00hrs (9:00pm pa los que no quieran hacer cuentas)
Taquilla: $30 estudiantes, $50 general.
Lugar: Sala Guajardo de Relaciones Culturales. Hidalgo #768 Pte. Frente a la iglesia "La purísima".

¡Así que ya saben! ¡A darse la vuelta hoy u otro lunes!

♠ Hommo Cannabis ♠

domingo, 20 de abril de 2008

"Yo creo que ya no va a llegar nadie más"...

Rutilio es un Ingeniero recién jubilado; bajo de estatura, con todo el cabello prácticamente blanco, dueño de unos kilos de más, analítico y con una inquietud juvenil por afrontar nuevos retos. En cierta ocasión hace no muchos meses, un maratón local de poco más de 5 kilómetros en su ciudad natal Matamoros, Tamaulipas fue uno de esos nuevos retos que se propuso a vencer.

Consciente de que jamás fue deportista y de que tampoco tenía una condición física sobresaliente, su meta fue prudente. No ganaría la carrera, pero terminaría el recorrido. Llegaría al final de la ruta venciendo el pronóstico que anunciaba su "nada atlético" semblante. El hermano menor de Rutilio quien también pasa de los cincuenta años fue contagiado por la jocosa iniciativa deportiva, así que el día del evento ahí estaban los dos en la línea de salida sin ningún tipo de entrenamiento o algo además de una improvisada rutina de calentamiento.

Cuando la pistola de salvas anunció la salida, los más entusiastas junto con los que tenían mayor aptitud deportiva tomaron la delantera. Rutilio y su hermano se concentraron en sostener su paso que iba siendo escoltado por la ambulancia que acostumbra ir detrás del último participante. Pasaron los minutos y los familiares de Rutilio fueron a comprar bebidas para recibirlos. Después de un rato llegaron a la meta y vieron que los organizadores estaban recogiendo todo: Desinstalando el podium, desconectando el equipo de sonido, desmantelando el arco rotulado con la palabra "META" por donde entraban los participantes y barriendo el confeti que arrojaba el público a los concursantes. Esto hizo pensar a la familia de Rutilio que probablemente habrían llegado tarde y que seguramente Rutilio y su hermano se habrían ido a dar la vuelta a la manzana para no parar en seco y estirar un poco los músculos antes de dar por terminado el ejercicio.

La mitad de los que esperaban a Rutilio decidieron dar una vuelta a las cuadras vecinas para buscarlos. Incluso entraron a un par de heladerías para averiguar si los concursantes no habían entrado a refrescarse un poco. Cuando los grupos de búsqueda regresaron a la meta empezaron a preocuparse, especialmente cuando alguien dijo "Ahí viene la ambulancia". Todos voltearon a ver la ambulancia que emergía desde el horizonte, aunque notaron que a pesar de venir con las luces intermitentes no venía rápido. Cuando la ambulancia estaba sólo a unos cuántos cientos de metros, vieron que frente a ella venían Rutilio y su hermano caminando a paso constante. Avisaron a los organizadores e instantes después, se encontraban instalando otra vez el arco de meta, conectando nuevamente el equipo de sonido, montando por segunda vez el podium y consiguiendo un par de bolsas de confeti. Cuando Rutilio y su hermano cruzaron la meta y recibieron aplausos, confeti, muchas felicitaciones y después un diploma que hacía constar que habían terminado el recorrido.

Dentro de un par de sarcasmos y el hecho de que los organizadores ya habían perdido la esperanza de que todavía hubiera alguien sin llegar a la meta, Rutilio vio con orgullo que aunque llegaron al último y con varios minutos de retraso, decenas de participantes de edades diversas no terminaron el recorrido. Acabaron doblados vomitando y unos cuántos desmayados. "Este año me quiero inscribir a la ruta de 10 kilómetros, pero para ese sí tendré que ponerme en condición si es que quiero terminarlo", me dijo Rutilio cuando terminó de platicarme su anécdota.

No dudo que conquiste ese nuevo reto. Seguramente la noche del día de hoy ya estará caminando un par de kilómetros para ponerse en forma... Ese día participará sin importar que lo haga nuevamente escoltado por una ambulancia desplazándose a 2 kilómetros por hora... Esa es la tenacidad del Ingeniero Rutilio.

- el güey de junto -

miércoles, 16 de abril de 2008

No estábamos muertos... Andábamos de parranda.

Pasan los días y el vagón del Metro sigue circulando en piloto automático. Algunos pasajeros están desaparecidos y algunos otros estamos inmersos en una vorágine de cambios en nuestras vidas. Seguramente en unos días, los pasajeros volverán a hacer de las suyas y espero que los pasajeros vuelvan a dejar sus huellas en el vagón. Mientras esos días llegan, me despido con un abrazo.

jueves, 10 de abril de 2008

Yo no soy una Barbie...

Ya son conocidos los anuncios de la marca de jabones "Dove" que hace alusión a la belleza natural y donde ridiculiza un poco el estereotipo artificial de belleza perfecta que abunda en los medios: Piel perfecta, proporciones perfectas, facciones armoniosas... Sin signos de vejez o alguna marca de guerra... ¡Ja!... Y una tan preocupada siempre por andar presentable y cuidando hasta el último detalle.

Recuerdo de joven, mis ayunos, horribles abdominales sobre la alfombra de la recámara (porque el colchón de la cama era de resortes y mi mamá nos regañaba si hacíamos algo que no fuera "dormir" sobre él), abstenerse de placeres culposos como darse algún atracón con pozole y tlacoyos de cochinita pibil... Un calvario... Y todo para descubrir que a pesar de esos sacrificios, tu piel tiene celulitis, algunas estrías, kilos de más (si te comparas con el estereotipo de belleza) y que pese a tener 25 años no te salvas eventualmente de que te salga un horrendo grano a mitad de la frente.

¡Caray! Con razón antes eran contadas las que eran consideradas como bellezas perfectas. Tenían que tener la suerte de hacer coincidir una vida de sacrificios con una genética descomunalmente afortunada. Hoy hay tantas bellezas perfectas que si fuera yo adolescente, me sentiría la chica más horrorosa del mundo. Pero... Muy tarde y por causa de mi ignorancia sobre las últimas tendencias tecnológicas, me doy cuenta de la gran cantidad de modificaciones que tienen esas fotos que nos llegan en forma de portadas de revista, anuncios espectaculares o folletos de lencería.

No les voy a negar que antes no existiera el retoque fotográfico. Lo había y bastante. Sólo que era mucho más rústico. Te delineaban los ojos y aumentaban las pestañas sobre la foto ya impresa, atenuaban imperfecciones de la piel, te daban rubor y uno que otro truquito más. Ahora, hacen en unas horas lo que a una le hubiera tomado tres siglos de evolución genética o cinco millones de dólares en cirugías... Suponiendo que no mueras por procedimientos tan controvertidos como el alargamiento de cuello, agrandamiento de ojos y demás alternativas fantásticas.

Les dejo un video de la campaña que Dove está haciendo en favor de la autoestima de mujeres que sufren cuando se dan cuenta después de años de sacrificio de que lo que ven en el espejo no corresponde con lo que ven en las revistas. ¡Esto es para ustedes, chicas! ¡Bellezas perfectas por ser imperfectas!


* Diva Enmascarada *

miércoles, 9 de abril de 2008

Tolerancia Zapoteca.

Agarrando el viaje con una amiga que viene de tierras sureñas, empezamos a platicar de varios rollos chidos sobre cómo viven algunas culturas todavía en esta tierra mexica. Me empezó a platicar que en Oaxaca hay un lugar llamado Juchitán de Zaragoza, de donde son originarias las Tehuanas.

-¿Tehuanas? -Le pregunté. -¿Así como de lo que se disfrazaba la Frida Kahlo? -Exactamente, mi estimado Cannabis... Mujeres usando grandes faldas con motivos floridos y blusas amplias con bordados vistosos. Grandes trenzas... -Ah, va que va... Ya voy agarrando la onda... Aunque por lo que he visto, esas ñoras se cuelgan hasta el molcajete, ¿no? -Sí, pero eso sólo es en día de fiesta. En días de fiesta grande las Tehuanas sacan sus mejores vestidos y su joyería... ¡Joyería chida! ¡Orégano de a deveras! Y esas joyas son en su mayoría heredadas de otras tehuanas: Madres, tías, abuelas... -Órale, tons cada año ya traen más chinchero colgado ¿No? -Más o menos. Y ya en los días normales, pues es más relax el uso de la joyería.

Me platicaba mi amiga que unas de las fiestas más grandes son cuando se da una boda, que dura unos 3 días. Que es ahí donde traen los rollos de exhibir la sábana de la noche de bodas a todo mundo. -¿Neta? ¿Te cae que lo hacen todavía? -¡Sí! ¡Todavía!... El rollo empieza con la boda, que es un desgarriate al que todo mundo está invitado y ya al final del día, previo a la noche de bodas, la novia entra a la que será su casa, junto con un chorro de señoras de edad avanzada que se encargan de encuerarla y envolverla en las sábanas blancas de su lecho nupcial, además de darle consejos. Aunque los consejos están bien mal rollo, son de "Si tu esposo no te deja ir a una fiesta, obedécelo" y ondas así medio machistas, pero son sus costumbres... -Órale... he he he... Tons me imagino que llega el novio, desenvuelve a la mona y ¡zaz! ¿No?... he he he... -Ahá... Y si sangra, pues al día siguiente cuelgan la sábana manchada afuera de la casa, pa que la banda vea que era virgen. -¿Y a poco todas llegan vírgenes? -Algunas... Y si se comieron la torta antes del recreo, ya es arreglo de los novios... Hacerse una cortadita para manchar la sábana o algo así. Y eso da lugar a la "fiesta de la sábana", o "fiesta de la sábana roja", que es de nuevo otro día completo de pachanga. -Oye y si el camarada nunca tuvo relaciones con la chava y resulta que no hay sangre o la chava se sincera y le dice que no era virgen... ¿Qué rollo? -Ah, entonces en lugar de una sábana manchada, cuelga el novio una olla de barro con un agujero al fondo. -¡Chale! Exhibiendo a la chava, ¿No? -Sí, es medio mal rollo... Pero la olla implica que aunque no era virgen, que de todos modos aceptó a la chava. Al día siguiente, con lo que quedó de comida hacen otro festín... "La fiesta de las ollas", donde se come recalentado.

Hice un comentario sobre lo raro que es que en pleno 2008 le den tanta importancia a ese rollo de que si es virgen o no... Y me dijo que aunque eran muy conservadores en ese rollo, eran muy abiertos en otras ondas.

-¿Has oído de los muxes? -¿Muches? -No, muxes... -La verdad no. -Muxes le llaman a los homosexuales en la cultura zapoteca. Hay muchos en Juchitán. -¡Órale! Pensé que los prehispánicos eran cerrados a esos rollos... he he he... Que les sacrificaban el pajarito o algo así... he he he... -No, los Juchitecos no. Incluso no es mal visto que un muxe se vista de Tehuana en una fiesta. La gente los respeta, aunque a veces los papás los rechazan. Una vez platicando con una señora grande, me dijo que ella tenía un hijo muxe al que quería mucho... Y que tenía un amigo con un hijo muxe al que no quería. La señora lo convenció de aceptarlo al hacerle ver que cuando los hijos se casan, los únicos que se quedan con los padres son los muxes, que rara vez se casan y que por lo tanto son quienes cuidarán a los padres. Los muxes son muy apegados a sus mamás. -Órale, ¿Tons los tratan prácticamente como a una chava? -Más o menos. Los hombres se encargan de la cacería y la agricultura, así como las decisiones políticas. Las mujeres dominan el comercio, la administración de la casa y rollos así... A los muxes generalmente se les deja participar en las actividades de las mujeres.

Lo que sí es que algunas señoras se quejan mucho de los muxes por el uso compartido del baño. En Juchitán no es mal visto que un muxe vestido de Tehuana entre al baño de mujeres, aunque una señora se quejaba conmigo: "¡Es que no es justo! ¡Dejan la taza toda meada y no nos respetan nuestra intimidad! ¡No tengo nada en contra de los muxes, nada más pido que respeten nuestra intimidad!" -He he he he... Pues sí, ya me imagino... he he he...

-Oye, pues ta chido eso de la tolerancia ¿eh? -Sí, la neta sí... Buena vibra en Juchitán. -¿Por dónde está? -Por la zona del Itsmo, en Oaxaca... -Órale, chido, chido...

¿Cómo la ven? Ta interesante, ¿No? Y uno que pensaría que en los pueblos pequeños o prehispánicos, la banda es bien espantada... he he he... Bueno, pues ya saben, si conocen y estiman a alguien de la banda que batea de zurda, recomiéndenle un viaje a Juchitán, que como le llaman algunos, "Es el paraíso de los muxes".

♠ Hommo Cannabis ♠

martes, 8 de abril de 2008

Desempleada a los cincuenta

La cuestión del empleo es algo muy delicado para una mujer de mi edad. Hoy en día es muy fácil que una mujer con la mitad de tu edad y el triple de conocimientos técnicos se quede con lo que pensabas que podía ser tu oportunidad de empleo. Si a eso le sumamos que sólo tengo 4 años de experiencia laboral y además que no he ejercido desde hace más de 25 años, es muy fácil pensar que una no se puede sentir segura aunque sea muy buena con la máquina de escribir eléctrica ni aunque sea organizada, puntual y tenga bonita letra.

En un intento por acercarme a una mayor cantidad de ofertas de trabajo, se me ocurrió la fabulosa idea de ir a una Feria del Empleo que daría lugar en el Palacio de los Deportes. Armé cuidadosamente quince juegos de currículum actualizados, con foto a color y echándome más porras que una madre a su primogénito en su primer partido de soccer. Iba dispuesta a concertar varias entrevistas y a encontrar ese trabajo que me ayudaría a darle la vuelta a la ruta de mi vida. A tomar las riendas…

Creo que fui algo ingenua al pensar que el lugar no estaría repleto a reventar. Después de todo, ¿Qué se puede esperar de una de las ciudades más grandes del mundo ubicada en un país tercermundista con altos índices de desempleo? El lugar parecía una gran alberca, con la salvedad de que en lugar de moléculas de agua había desempleados. Jóvenes, adultos, ancianos, hombres, mujeres, personas con capacidades especiales, profesionistas, analfabetas... Todos buscando oportunidades para subsistir o para mejorar su calidad de vida. Era tanto el aglomeramiento de gente que me fue imposible acercar a los módulos en los que las empresas estaban recibiendo papelería. Incluso llegué a pensar que se respira mejor en una estación de Metro a hora pico. No, no, no... Estábamos tan apretados en filas y pasillos que les juro que estuve a punto de hacerme una prueba de embarazo saliendo de ahí.

Mallugada, sofocada, despeinada... Prácticamente con mi elegante blusa de ombliguera y mis tacones altos (Qué inocente...) pisoteados. Salí corriendo. Me sentía desesperada y no sabía todavía si reír, llorar o hacer gala de indiferencia. A penas me había decidido a tomar el Metro para regresar a la casa cuando de pronto pasó una camioneta pick-up repleta de jóvenes en su caja. Cuando estaban lo suficientemente cerca de quienes estábamos a las afueras del Palacio de los Deportes, empezaron a chiflarnos y a gritarnos: "¡Adiós, desempleados!", mientras reían a carcajadas.

Algunos de los que estaban ahí les gritaron de groserías. Otros (como yo) sólo miraron cabizbajos hacia el piso. Misma postura, pero con la diferencia de que en los ojos de unos había rabia, en los gestos de otros llanto y en otros más, una risa ligeramente apenada. Yo me reí para no llorar. Estuve a punto de aventar mi papelería al piso, pero me contuve por respeto a la ecología. Cuando llegué al bote de basura más cercano, me contuve por no hacer el ridículo y me fui a mi casa. ¿"Adiós, desempleados"? ¡Mejor recuérdenme a mi madre!

¡Chicuelos! ¡Ahí les encargo una rezadita a mi nombre para que encuentre chamba!

* Diva Enmascarada *

lunes, 7 de abril de 2008

Horario de verano...

Ayer amanecimos con el nuevo horario de verano y aunque la gran mayoría de los mexicanos entre los cuales me incluyo no vivimos el domingo ningún tipo de consecuencia, seguro hubo más de uno que perdió un vuelo, llego tarde a un entrenamiento o simplemente sintió que le movieron el tapete. La gente que vivió el reventón el sábado en la noche y madrugada del domingo hizo comentarios a la tónica de "Ya nos robaron una hora de pachanga", pero lo que realmente requirió más voluntad fue incorporarnos hoy lunes a nuestras actividades cotidianas.

Me acosté al cuarto para las doce y como cada noche lo hice con la creencia de que al acostarme, cada minuto antes de la media noche es ganancia y equivale a dormir de más. Por otro lado, dentro de mi rosario de manías obsesivas, dormir a las doce con cinco, implica que estoy durmiendo cinco minutos menos y seguramente por karma psicosomático* al día siguiente me costará mucho más trabajo levantarme...

Por alguna razón que en ese momento creía extraña, pasaban los minutos y yo seguía con el flujo de ideas girando a velocidades vertiginosas. Mi cerebro seguía evocando esa estúpida tonada que mi subconsciente adquirió seguramente en un lapso de debilidad y también se encontraba ocupado haciendo cuentas para administrar el gasto. ¡Vaya roña!... Por si fuera poco, al asomarme para ver la hora, los enormes y luminosos números rojos gritaron "doce con treinta y ocho"... Lo cual para alguien obsesivo como yo, es desesperante.

Conforme pasaron los minutos, el breve estado de somnolencia con el que me acosté iba desapareciendo. Cada vez me sentía más despierto y tanto fue el grado de vivacidad, que estuve apunto de levantarme a leer para recuperar el sueño... De nuevo echando un vistazo: "Doce con cincuenta y uno"... ¿Sería un ataque de insomnio? ¿Qué eso no es algo que sólo le sucede a la gente mala, o a la gente que tiene grandes deudas y ni un ápice de oportunidad para pagarlas? ¿Sería porque no voy a la iglesia?... Cuando el reloj marcó la una con siete minutos me resigné a no dormir. Respiré profundo y sin buscarlo, quedé dormido.

Suena el despertador y me veo con más dificultad para levantarme. Con los ojos más hinchados de lo normal. Con la mañana más oscura de lo normal... Diría que con más lagañas de lo normal, pero eso sería mentira. Cuando despierto, todo cuadra: No me podía dormir porque mi estúpido reloj biológico se empeñaba en mantenerme despierto hasta que la media noche cósmica llegara. A un reloj biológico le importa un rábano una iniciativa para ahorrar energía eléctrica o los ahorros en kilowatts/hora que pudiera generar un edificio público.

Espero que mañana al librar la clásica batalla contra Morfeo, no tenga estos peculiares tintes de batalla épica donde por más que me trato de hacer fuerte, el enemigo se multiplica hasta el infinito imposibilitando que alguna vez pueda salir victorioso sin sueño... Sin lagañas... Sin la horrible sensación de que me robaron una hora de mi vida que no me repondrán hasta dentro de varios meses.
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Actualización al 7 de abril, 12:40pm
Me permití actualizar esta anécdota para agregar una última situación a mi rosario de quejas e inconformidades. Por el destanteo de la hora a la que desayuné, tengo un hambre terrible y todavía no llega la hora de comida. No, no, no... Esto del horario de verano no me termina de convencer...
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*Psicosomático: Tipo de padecimiento imaginario que inventamos los locos a partir de la manipulación enferma de nuestro subconsciente a nuestro organismo de tal forma en que nos convencemos de que es real.

>> Grinch <<

Seducción por interés... ( 3 )

Continuación de aquí...

Ya estaba acostado en mi cama cuando sonó mi celular. -¿Adivina quién soy? Reconocí la voz... Deduje que la prima de Claudia había sacado mi número cuando le presté mi teléfono y se lo había pasado. -¿Claudia? -Sí, ¿En dónde estás? -En mi casa, a punto de dormirme... -¿Cómo? ¿Tan temprano? -Es que no tengo dinero para regresar en taxi a mi casa. -Lánzate para acá, yo te pago el taxi... -Pero también es el taxi de ida y no tengo dinero para ni un trago y no pienso cargarte la mano. -Ya te dije que yo te pago todo. No discutas. Aquí te espero...

Me volví a vestir y acatando ventajosamente esa orden, tomé un taxi y al llegar al centro le marqué a Claudia. -Ya estoy llegando. -Estoy en la esquina de la fuente de la plazuela... Cuando el taxi llegó, como si yo fuera la dama me bajé del taxi mientras Claudia le pagaba al chofer, quien no dejaba de mirarme extrañado por ver que no era yo quien pagaba. -Ven, vamos. No se vaya a calentar tu cerveza. Entramos de la mano al un bar diferente al de la ocasión pasada y cuando nos sentamos junto con su hermano, prima y amigos, percibí que Claudia ya traía aliento alcohólico, lo cual ya no me extrañaba.

Estuvimos todos varias horas platicando, riendo y cantando con la música de fondo hasta que no recuerdo quién, sugirió ir a casa de la prima de Claudia. Yo, esta vez despreocupado por el transporte de regreso, me dejé llevar cual hoja al viento. Tomamos un Taxi y llegamos casi a las cuatro de la mañana a nuestro destino. Esta vez la bohemia fue diferente. Ahora casi todos estaban dormidos de borrachos, excepto Claudia. Yo estaba en el término medio de la briaguez de todos los presentes y seguía despreocupado por el regreso a mi casa... Lo que ahora me preocupaba eran dos cosas. Por una parte, la expectativa de que la velada culminara en algo más que besos. Por otra parte, la sensación contradictoria de que no estaba interesado en nada serio con Claudia. La decisión era sencilla. Tenía que terminar con todo este asunto de una manera cortés, pero el alcohol se encargó de presionar hacia donde las hormonas empujaban.

-Espérate... Vas a despertar a mi prima... Decía Claudia entre risas, nervios y aires de complicidad. -Naaah... Está bien perdida de borracha... -Pero... Espérate... Decía cada vez que yo trataba de subir la temperatura a las caricias... Hasta que me dijo: -Mejor ven... Acompáñame... Y me llevó a una recámara vacía, pero que pertenecía a un niño. La cama era pequeña, el edredón tenía motivos infantiles y había una cantidad grande de juguetes en la estantería de las paredes... Ahí no hubo más pretextos. No había riesgo de despertar a su prima ni a su gato ni a nadie, así que nos dejamos llevar hasta las últimas consecuencias.

Al terminar, Pasó un rato hasta que la mezcla de sensaciones entre la satisfacción por la misión cumplida y la culpa por mi debilidad ante lo que evidentemente no era lo correcto me hizo levantarme en seco. -Tengo que irme, tengo una entrega importante el lunes y no me puedo quedar más. -No te vayas... Quédate conmigo... Ya era tarde... Le había dado alas y no pensaba corresponderle como ella esperaba... -Discúlpame, pero en verdad tengo que irme. Ya iba yo rumbo a la puerta cuando Claudia me dijo. -¿No necesitas el dinero para el taxi de regreso? Me encogí de hombros, bajé la cabeza y le dije que sí. Ella sacó un billete de su bolsa y me preguntó si alcanzaría con eso. -Seguro que sí.

Salí de casa de la prima de Claudia. Al despedirnos cambié la trayectoria de mi beso para estamparlo en su mejilla y no en la boca. Ella cambió su mirada. Lo entendió todo y yo me sentí terrible. Salí y caminé hasta la esquina. Vi el reloj de mi celular y pensé que a las cinco con treinta de la mañana ya era posible tomar un camión para ahorrarme lo del taxi. Llegué a mi casa en camión, dormí unas horas y al día siguiente con ese dinero que me ahorré por no tomar taxi me compré un yoghurt para beber, un pan y fui a desayunar a mi casa. Cuando probé el yoghurt, me supo muy mal... Como si hubiera caducado... Era el sabor de la culpa.

- el güey de junto -

viernes, 4 de abril de 2008

Y sigue la mata dando...

Siguen pasando los días y los perredistas todavía no se ponen de acuerdo. Se están auto-aplicando la estrategia del "voto por voto" y consideran la posibilidad de invalidar las votaciones para elegir a su presidente de partido. ¡Bonito ejemplo de democracia!
En el 2006 quisieron dar por ilegítima a la elección en la que muchos mexicanos votamos, porque no les convenció el resultado. ¿Ahora se busca lo mismo? ¿Por ser ambos contendientes del PRD, ambos pueden invocar la misma estrategia? ¿Debo aguantarme la risa?
Al día de hoy todavía no tienen el cómputo de votos... Si algún día lo llegan a tener, por favor, despiértenme... Yo mientras me echo un coyotito...
>> Grinch <<

Seducción por interés... ( 2 )

Continuación de aquí...

... se sentó conmigo y me dijo -Me dijo Claudia que te diera esto... Me había anotado su número tras un volante que anunciaba una promoción de tres por dos en cerveza oscura. -Y también me dijo que si querías acompañarnos para estar con ella... Pensé que mi suerte había regresado y que posiblemente obtendría mi regreso gratis a casa... Pero los planes del destino eran un poco... Diferentes...

-Tus amigos del grupo y yo estábamos invitados ¿eh?. Nos esperamos a que terminaran las dos últimas canciones que tocaría el grupo esa noche y cuando les comenté al grupo, entre burlas de que aludían a mi buena pesca salimos a alcanzar a Claudia y a los otros que ya estaban en la esquina parando un taxi, porque ninguno de los cinco tenía auto... Pensé que después de todo, no hubieran podido llevarme a mi casa.

Entre el taxi que pararon y el vocho del bajista del grupo, nos apretujamos todos para llegar a casa de quien después supe, era prima de Claudia. Bajamos junto con un par de botellas y una vez en su casa, el compañero que venía sin pareja y que resultó ser el hermano de Claudia, trajo la guitarra para seguir la bohemia... Al menos durante unos breves minutos, hasta que se terminó la primera botella y a alguien se le ocurrió jugar precisamente... A la botella.

Empezamos poniendo tragos de castigo. A los veinte minutos Claudia y algunos más estaban bastante ebrios y el hecho de que había algo entre Claudia y yo ya era evidente. Ella me abrazaba, me tomaba de la mano y yo me dejaba querer. Cuando los castigos cambiaron de alcohol a besos y caricias semi-sexosas, "casualmente" todos los castigos de Claudia eran conmigo y viceversa... Hasta que Claudia omitiendo turnos, se mostraba ya bastante empalagosa en una mezcla extraña entre sensualidad exagerada, ofrecimiento y briaguez. Sentada en el piso como todos y junto a mí, me empezó a estrujar por encima del pantalón. A mí, pese a mis tragos encima, me dio mucha vergüenza. Disimuladamente le quitaba la mano a Claudia quien me preguntaba con los ojos entrecerrados -Qué... ¿No te gusta que te acaricie la pierna? -Es que esa no es precisamente mi pierna... Hasta que Claudia se paró y casi ordenándome dijo "Ven conmigo". Me jaló de la mano y me llevó a la entrada del baño. Abrió la puerta y ya me iba a jalar para meterme con ella hasta que se detuvo en seco. Me hizo un ademán de "Alto" con la mano, cerró la puerta dejándome afuera y la escuché vomitar de una forma aparatosa. -¿Estás bien? -Sí, es que... Algo me cayó mal... Omití mi respuesta sarcástica de "Sí, tal vez las nueve cervezas y los ocho caballitos de tequila", pero con la tranquilidad de que estaba conciente tomé una decisión.

Con sólo imaginar a Claudia estrujándome el pantalón y besándome con aliento a vómito, las cosas eran bastante claras. Tenía que huir... Y como si el sonoro ruido vomitivo fuera una alarma común, mis compañeros solidarios se pusieron de pié y nos comenzamos a despedir. Claudia salió del baño con el maquillaje corrido, cara lavada, ojos hinchados y cabello mojado. -¡No te vayas! Dijo tomándome con fuerza del brazo. -Es que ya me tengo qué ir, luego nos vemos, tengo tu teléfono. Repetía yo tratándome de zafar... Estuvo colgada de mi brazo hasta que su prima me ayudó a detenerla para que saliéramos sin mayor problema, pues Claudia ya estaba bastante necia. -Tssss... Quién te viera, perrín... ¿Ya ves? ¿Quién te manda a tocar mi guitarra de la suerte? Aunque Julio lo decía sarcásticamente.

Julio pidió al bajista que me llevaran hasta mi casa. Les di las gracias y subí las escaleras hacia el departamento...

Meses más tarde, en el mismo bar, me encontré a su prima, quien vio que ya tenía celular. -¿No que no tenías teléfono? -Es nuevo. -Ah, ¿Me dejas verlo? Sirve que te anoto el celular de Claudia. Le dije que sí y ella sacó su celular y empezó la trascripción. Se me hizo raro que no me pidiera mi número y finalmente nos despedimos. El siguiente fin de semana, fui al mismo bar y me salí temprano para alcanzar el camión, pero mientras iba rumbo a la parada de camiones vi de lejos a Claudia y su grupo. Me saludaron todos desde lejos, menos Claudia. Seguí caminando, tomé el camión y llegué a mi casa. Ya estaba acostado en mi cama cuando sonó mi celular. -¿Adivina quién soy? Reconocí la voz... deduje que la prima de Claudia había sacado mi número cuando le presté mi teléfono y se lo había pasado. -¿Claudia? -Sí, ¿En dónde estás? -En mi casa, a punto de dormirme... -¿Cómo? ¿Tan temprano? -Es que no tengo dinero para regresar en taxi a mi casa. -Lánzate para acá, yo te pago el taxi... -Pero también es el taxi de ida y no tengo dinero para ni un trago y no pienso cargarte la mano. -Ya te dije que yo te pago todo. No discutas. Aquí te espero...

Continuará...

- el güey de junto -

jueves, 3 de abril de 2008

Seducción por interés... ( 1 )

Hoy, otra vez es día de quitar el cerrojo y la cadena que mantienen cerrado el baúl de mis vergüenzas románticas personales. Digo vergüenzas, porque es de aquel grupo de situaciones en las que no me enorgullezco para nada de lo que hice o de cómo lo hice. Es de esas anécdotas que aunque dejan una experiencia, te dejan el sentimiento de "Si pudiera remediarlo, regresaría el tiempo y lo haría diferente". Sin embargo, ante esa imposibilidad que deja al descubierto la estupidez humana (en este caso, la mía en particular) no me queda mas que guardar este recuerdo como experiencia y... ¿Por qué no? Compartirlo con mis cómplices del vagón.

Aquel era uno de esos sábados en los que a falta de algún compañero de bohemia, decidí salir solo al bar de costumbre. Con presupuesto exageradamente limitado, estaba destinado a irme a las diez de la noche si quería irme en el último camión de la ruta nueve que pasaba por mi casa, porque no me alcanzaba para pagar un Taxi. Tomar un trago era impensable. De todos modos esa salida austerísima era mejor que quedarse en casa.

Como era bastante temprano, muchas mesas todavía estaban vacías. Me senté en la mesa más cercana a la pequeña plataforma donde el grupo de rock tocaba (grupo formado por conocidos que me permitían subir a tocar un par de piezas) a pesar de que era una mesa para siete. Pasaron los minutos y las mesas se fueron llenando. Finalmente el mesero que ya me conocía de vista y sabía que era de los que no consumía nada, me pidió que tomara una mesa más chica, pues había llegado un grupo y donde yo estaba era la única mesa en la que cabían. Estaba poniéndome de pié cuando uno de los dos jóvenes que venían con tres señoritas le dijo al mesero: "No hay problema, que se quede ahí, de todos modos sobran dos lugares". Le di las gracias y seguí escuchando con atención al grupo.

Minutos después sonó la alarma de mi reloj que indicaba que si no salía corriendo, perdería el último camión. Eso implicaba que tendría que caminar cerca de dos horas para llegar a la casa o que tendría que ver la forma de conseguir aventón... [Conseguir aventón... Dos jóvenes y tres señoritas... Conseguir aventón... Dos jóvenes y tres señoritas... Conseguir aventón...] Mi mente sugirió la relación que hizo que mi cerebro fraguara el plan haciendo caso omiso a mi adormilada conciencia. Tenía la pequeña posibilidad de hacer amistad con los inquilinos de mi mesa para que después de apelar brevemente a su compasión me llevaran a mi casa. Apagué la alarma de mi reloj y puse manos a la obra...

Por el orden y ubicación en la que se sentaron, supe que del grupo de cinco, sólo había una pareja bien formada. Por la forma en la que estaban sentados, supe que en el mejor de los casos, el otro espécimen masculino pudiera pretender a una de las chicas que por lo visto no le dedicaba mucha atención, sin embargo por si las dudas, empecé con el escaneo de la chica que estaba enfrente de mi, del otro lado de la mesa. La chica que a todas luces parecía ser la que no tenía compromisos (al menos en esa mesa) y en la que habría de enfocar mis pueriles esfuerzos "donjuanezcos": Morena, tal vez entre 18 y 20 años, voluptuosa, un poco llenita, cara bonita. Empecé con un par de miradas casuales acompañadas por algunas sonrisas. Cuando noté mi incapacidad para acelerar el paso usé un infantil (estúpido) pero efectivo truco para llamar su atención. Cuando nos miramos fijamente, mi cara de galán se transformó en una mueca infantil y le enseñé la lengua. Ella titubeó desconcertada, abrió más los ojos y con cara de sorpresa abrió un poco la boca como si exclamara en voz baja... Se paró de su silla y se sentó en la silla vacía que estaba junto a mí.

El resto fue palabrería, intercambio de datos generales y algo de risas. Después interrumpí la plática pidiéndole un momento, ya que un integrante del grupo me ofreció su guitarra acostumbrado a que en ciertas canciones de Caifanes le pedía oportunidad para el palomazo. Aproveché la oportunidad para farolear un poco con la guitarra... Un poco más de la cuenta... Cuando terminó la canción y regresé a mi asiento, confiado en mi halo de rockstar le pedí que fuéramos a platicar a un lugar más tranquilo. (En este momento, si fuera yo espectador y mi anécdota una película, emitiría una sonora trompetilla aludiendo a lo chafa del argumento)

Estábamos en una de las mesas más apartadas platicando y después de un rato ya estábamos tomados de la mano. Estaba buscando la oportunidad de darle un beso para dar el siguiente paso y ¿Por qué no decirlo aunque me llene de vergüenza?... Para asegurar el aventón a mi casa. -Claudia, ya nos vamos... Dijeron sus compañeros, mientras yo veía cómo se desmoronaba mi posibilidad de ir gratis en auto a mi casa. -¿Ya tan rápido? -¡Cuál rápido! Ya van a dar las dos y el grupo termina de tocar su última tanda en diez minutos... -Bueno, ya me tengo que ir. ¿Tienes teléfono? -No. Dije con cierta pena. -Bueno, a ver si luego nos vemos. Y con un beso en la mejilla se despidió de mí al levantarse.

Resignado a la larga caminata que me esperaba para regresar a mi casa, regresé a la solitaria mesa para siete. Seguí viendo y escuchando al grupo cuando una de las chicas que acompañaban a Claudia regresó, se sentó conmigo y me dijo -Me dijo Claudia que te diera esto... Me había anotado su número tras un volante que anunciaba una promoción de tres por dos en cerveza oscura. -Y también me dijo que si querías acompañarnos para estar con ella... Pensé que mi suerte había regresado y que posiblemente obtendría mi regreso gratis a casa, pero los planes del destino eran un poco... Diferentes...

Continuará...

- el güey de junto -

miércoles, 2 de abril de 2008

Yo voto por... ¡Dios!

Hace unos días se le daban muchas vueltas a la posibilidad de que un sacerdote o ministro religioso pudiera ser votado en una elección política para presidir un cargo público. Unos defendiendo la idea bajo la máxima de que antes de clérigos son personas y que cualquier persona que cumpla con requisitos estipulados debería poder ser candidata. Otros condenando la idea aludiendo a que ignorar la separación histórica que se dio hace muchos años entre el clero y el gobierno sería un retroceso histórico.

¿Qué hay detrás de esta propuesta? ¿En verdad sería justo para el pueblo el amalgamara la iglesia con el gobierno? ¿Qué pasaría con la fe de una persona que vota para que el sacerdote que oficiaba la misa a la que acudía, gobierne su municipio y luego, debido al inminente círculo de corrupción en el país el sacerdote se vea inmiscuido en escándalos? ¿Qué pasaría con un político que contiende contra un sacerdote que además de contar con la preferencia partidista, cuenta con el respaldo de simpatizantes con la iglesia? ¿La formación de un sacerdote es adecuada como para hacer frente a retos que demandan un juicio técnico? ¿Si el sacerdote no cumple con lo que prometió en campaña está pecando? ¿Se iría al infierno? ¿Si un sacerdote milita en un partido, significa que Dios prefiere a ese partido?

Por otro lado... Si tuviéramos garantía de que los sacerdotes predican con el ejemplo... ¿Acabaría la corrupción? ¿Por cuántos sacerdotes meterían las manos al fuego asegurándolos incapaces de ser corrompidos?

>> Grinch <<