miércoles, 2 de abril de 2008

Yo voto por... ¡Dios!

Hace unos días se le daban muchas vueltas a la posibilidad de que un sacerdote o ministro religioso pudiera ser votado en una elección política para presidir un cargo público. Unos defendiendo la idea bajo la máxima de que antes de clérigos son personas y que cualquier persona que cumpla con requisitos estipulados debería poder ser candidata. Otros condenando la idea aludiendo a que ignorar la separación histórica que se dio hace muchos años entre el clero y el gobierno sería un retroceso histórico.

¿Qué hay detrás de esta propuesta? ¿En verdad sería justo para el pueblo el amalgamara la iglesia con el gobierno? ¿Qué pasaría con la fe de una persona que vota para que el sacerdote que oficiaba la misa a la que acudía, gobierne su municipio y luego, debido al inminente círculo de corrupción en el país el sacerdote se vea inmiscuido en escándalos? ¿Qué pasaría con un político que contiende contra un sacerdote que además de contar con la preferencia partidista, cuenta con el respaldo de simpatizantes con la iglesia? ¿La formación de un sacerdote es adecuada como para hacer frente a retos que demandan un juicio técnico? ¿Si el sacerdote no cumple con lo que prometió en campaña está pecando? ¿Se iría al infierno? ¿Si un sacerdote milita en un partido, significa que Dios prefiere a ese partido?

Por otro lado... Si tuviéramos garantía de que los sacerdotes predican con el ejemplo... ¿Acabaría la corrupción? ¿Por cuántos sacerdotes meterían las manos al fuego asegurándolos incapaces de ser corrompidos?

>> Grinch <<

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es una controversia, además les es suficiente con lo que ganan como sacerdotes y su vida es más cómoda. Francamente no creo q un puesto político ayude a salvar almas, que horror! deberían saber lo que es agradable para Dios y al parecer no es así, que cada quien haga lo suyo y PUNTO.
Kitty