lunes, 7 de abril de 2008

Seducción por interés... ( 3 )

Continuación de aquí...

Ya estaba acostado en mi cama cuando sonó mi celular. -¿Adivina quién soy? Reconocí la voz... Deduje que la prima de Claudia había sacado mi número cuando le presté mi teléfono y se lo había pasado. -¿Claudia? -Sí, ¿En dónde estás? -En mi casa, a punto de dormirme... -¿Cómo? ¿Tan temprano? -Es que no tengo dinero para regresar en taxi a mi casa. -Lánzate para acá, yo te pago el taxi... -Pero también es el taxi de ida y no tengo dinero para ni un trago y no pienso cargarte la mano. -Ya te dije que yo te pago todo. No discutas. Aquí te espero...

Me volví a vestir y acatando ventajosamente esa orden, tomé un taxi y al llegar al centro le marqué a Claudia. -Ya estoy llegando. -Estoy en la esquina de la fuente de la plazuela... Cuando el taxi llegó, como si yo fuera la dama me bajé del taxi mientras Claudia le pagaba al chofer, quien no dejaba de mirarme extrañado por ver que no era yo quien pagaba. -Ven, vamos. No se vaya a calentar tu cerveza. Entramos de la mano al un bar diferente al de la ocasión pasada y cuando nos sentamos junto con su hermano, prima y amigos, percibí que Claudia ya traía aliento alcohólico, lo cual ya no me extrañaba.

Estuvimos todos varias horas platicando, riendo y cantando con la música de fondo hasta que no recuerdo quién, sugirió ir a casa de la prima de Claudia. Yo, esta vez despreocupado por el transporte de regreso, me dejé llevar cual hoja al viento. Tomamos un Taxi y llegamos casi a las cuatro de la mañana a nuestro destino. Esta vez la bohemia fue diferente. Ahora casi todos estaban dormidos de borrachos, excepto Claudia. Yo estaba en el término medio de la briaguez de todos los presentes y seguía despreocupado por el regreso a mi casa... Lo que ahora me preocupaba eran dos cosas. Por una parte, la expectativa de que la velada culminara en algo más que besos. Por otra parte, la sensación contradictoria de que no estaba interesado en nada serio con Claudia. La decisión era sencilla. Tenía que terminar con todo este asunto de una manera cortés, pero el alcohol se encargó de presionar hacia donde las hormonas empujaban.

-Espérate... Vas a despertar a mi prima... Decía Claudia entre risas, nervios y aires de complicidad. -Naaah... Está bien perdida de borracha... -Pero... Espérate... Decía cada vez que yo trataba de subir la temperatura a las caricias... Hasta que me dijo: -Mejor ven... Acompáñame... Y me llevó a una recámara vacía, pero que pertenecía a un niño. La cama era pequeña, el edredón tenía motivos infantiles y había una cantidad grande de juguetes en la estantería de las paredes... Ahí no hubo más pretextos. No había riesgo de despertar a su prima ni a su gato ni a nadie, así que nos dejamos llevar hasta las últimas consecuencias.

Al terminar, Pasó un rato hasta que la mezcla de sensaciones entre la satisfacción por la misión cumplida y la culpa por mi debilidad ante lo que evidentemente no era lo correcto me hizo levantarme en seco. -Tengo que irme, tengo una entrega importante el lunes y no me puedo quedar más. -No te vayas... Quédate conmigo... Ya era tarde... Le había dado alas y no pensaba corresponderle como ella esperaba... -Discúlpame, pero en verdad tengo que irme. Ya iba yo rumbo a la puerta cuando Claudia me dijo. -¿No necesitas el dinero para el taxi de regreso? Me encogí de hombros, bajé la cabeza y le dije que sí. Ella sacó un billete de su bolsa y me preguntó si alcanzaría con eso. -Seguro que sí.

Salí de casa de la prima de Claudia. Al despedirnos cambié la trayectoria de mi beso para estamparlo en su mejilla y no en la boca. Ella cambió su mirada. Lo entendió todo y yo me sentí terrible. Salí y caminé hasta la esquina. Vi el reloj de mi celular y pensé que a las cinco con treinta de la mañana ya era posible tomar un camión para ahorrarme lo del taxi. Llegué a mi casa en camión, dormí unas horas y al día siguiente con ese dinero que me ahorré por no tomar taxi me compré un yoghurt para beber, un pan y fui a desayunar a mi casa. Cuando probé el yoghurt, me supo muy mal... Como si hubiera caducado... Era el sabor de la culpa.

- el güey de junto -

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¿no te llamó de nuevo? ¿la encontraste alguna vez por casualidad? ¿no te gusto la experiencia, y por eso fuiste tan grosero? No entiendo, de verdad fue puro interés o fue puro desahogo carnar. Yo me traumé en mi juventud porque el chico más guapo de la prepa me robó los besos más candentes de ese entonces y al día siguiente me trató como si no me hubiera besado, y además iba con la que había dicho ya no era su novia, Maldito! no me imagino si hubiése pasado otra cosa
P.D. Maldito por eso terminó de guarro en un antro fresa jajajaja!...
P.D. 2. Ya lo superé...

Kitty♦

Anónimo dijo...

1. Sí, una vez, pero no pasó nada más.

2. No

3. La estupidez que me hizo darle ese mal trato, es irrelevante a que me haya gustado o no. También es injustificable. Es lo que hace que de esta experiencia algo vergonzoso para mi.

4. Al principio fue 70% interés y 30% desahogo carnal... al final se invirtió a 10% interés y 90% desahogo carnal.

P.D. Por eso se dice que los hombres somos una basura

P.D.2. También lo superé y desde ahí trato como princesas a las mujeres : )

Anónimo dijo...

Sí, así se superan las cosas las recuerdas, reconoces los herrores y sigues adelante con una mejor actitud . ☻☻
Kitty♥