1er Acto: Después de negociaciones turbias y de tener como rehén a la reforma fiscal, se aprueba una reforma electoral que a pesar de algunos aciertos, tiene errores garrafales, como por ejemplo, destituir al consejero presidente del IFE, Luís Carlos Ugalde por razones que hasta el día de hoy están en tela de juicio, además de otros dos consejeros. Anuncian que para diciembre habrá nuevo consejero presidente del IFE.2do Acto: Los partidos se ponen zancadillas entre ellos. Cada partido fuerte lanza a sus candidatos para las nuevas vacantes de consejeros del IFE y tras procesos de rigor, son etiquetados de muchas formas que para gente de la talla de muchos de esos candidatos, podría ser hasta denigrante, pues muchos tienen mucha más trayectoria que quienes los juzgan y catalogan. Unos piden licencia para poder contender al cargo, otros regresan a la militancia de closet. Sobra decir que los partidos buscan manejar al IFE por debajo del agua.
3er Acto: Como no se pusieron de acuerdo, anuncian que en lugar de designar al nuevo consejero presidente, se esperarán a reanudar el proceso en febrero y mientras piden de una forma mucho menos prepotente a Ugalde que les "aguante" un ratito cuidándoles el puesto mientras llega el día al que le reprogramaron la patada en el trasero que ansían propinarle. O sea, se pusieron de acuerdo para amagar una institución ciudadana como es el IFE y ahora no saben cómo repartirse el botín.
¿Cómo se llamó la obra?
Yo si sé, pero es una sarta de palabras muy feas
>> Grinch <<
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