A propósito de esta fecha, ahí les va un cuento que todo mexicano debe conocer:
Había una vez un país (abajo de Estados Unidos y arribita de Belice y Guatemala) en el que empezábamos a vivir la fiebre del oro negro. Digo vivir y no disfrutar porque los que la disfrutaban eran las empresas extranjeras que estaban haciendo su "agosto" con lo que salía de nuestro subsuelo, ya que como mexicas recién letrados, no teníamos ni p*** idea de cómo extraer y mucho menos de cómo sintetizar el petróleo.
Las empresas petroleras se iban haciendo gordas, gordas. Si tuvieran rostro, serían como de niños obesos sonrientes con cachetes rosados. Sin embargo la mano de obra que por supuesto era local, vivía bastante apretada, en condiciones que no eran proporcionales a la abundancia que vivían las empresas y sus dirigentes. Estas diferencias dieron lugar a la indignación y a la intolerancia a una dieta basada en agua de limón, tortillas y frijoles; ahora la gente demandaba refrescos, huevo en los frijoles (mas no frijoles en los huevos) y carne en algunos fines de semana, por lo cual prepararon una huelga remembrando las míticas conspiraciones entre Doña Josefa e Hidalgo. Aunque esto de la huelga no se dio a la primera, ya que los tres primeros intentos nomás no funcionaron y se fueron a un caño más profundo que aquellos de donde manaba petróleo.
En 1935 la historia fue diferente. La huelga al fin "pegó" y la primera conquista de los trabajadores fue la consolidación de un sindicato el cual de inmediato presionó para obtener un contrato colectivo. Empezaron con peticiones al más puro estilo de las del actual sindicato del IMSS, sin embargo al final quedó en una petición razonable que limitaba las jornadas de trabajo y establecía el pago de incapacidades por enfermedad. (No cedieron a la petición de darles un Disneylandia móvil en una plataforma petrolera) Obviamente los empresarios pusieron cara de "Yo no fui" e hicieron la chillona frente a la Junta de Conciliación y Arbitraje diciendo que no había billete para tales peticiones, así que la junta creó una comisión para investigar a las empresas y el diagnóstico fue que estaban lo suficientemente regordetas como para ceder una tajada y cumplir las peticiones demandadas, sin embargo todavía no se daba el paso y los trabajadores seguían sin recibir lo que supuestamente sí les iban a poder dar.
Se tuvo que realizar otro paro de labores para meter presión y haciendo cuentas del tiempo perdido, ya les debían salarios caídos y dos que tres cosas más. En total lo que las empresas debían a los trabajadores ascendía a los 26 millones de pesos, lo cual resistieron a toda costa las empresas hasta que la Junta de Conciliación y Arbitraje dio el fallo a favor de los trabajadores. Las compañías trataron de ampararse, pero no procedió... o como dirían los de mi pueblo: "Se la pelaron"... Y no sólo eso; tenían un plazo de sólo 6 días para pagar.
Como esto no les gustó nada, trataron de darle largas al asunto, hasta que tuvieron reuniones con el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, quien en la última junta que tuvieron les solicitó el pago de los 26 millones como garantía para levantar la huelga. "¿Y quién lo garantiza?", dijo el dueño de una de las compañías; "El Presidente de la República", contestó Cárdenas. "¿Usted?", dijo el empresario, con un tono burlón y gandallezco... Lázaro Cárdenas se levantó, cerró su carpeta y dijo: "Esta plática ha terminado", y los dejó ahí con caras de "¿Que?" (porque siendo americanos, las caras de what no son tan desconcertantes). Aunque Cárdenas no era partidario de que crear un Sindicato Petrolero era una buena idea, dio apoyo incondicional, aunque viendo las marranadas e insensateces que hace en la actualidad ese sindicato, Cárdenas debe estarse revolcando en la tumba.
Días después, alguien les fue con el chisme a los empresarios sobre un fuerte golpe que preparaba Cárdenas contra las compañías extranjeras, lo cual les provocó chorrillo y accedieron a pagar en último momento, sin embargo Cárdenas por no decir "Nel, ya se la pelaron", dijo que ya había tomado una decisión. A las 10 de la noche de ese día anunció la expropiación mediante la cual la riqueza petrolera que explotaban las compañías particulares se volvió propiedad de la Nación mexicana.
Los empresarios tomaron una postura de "¿Ah, si? Pues quédate con tu petróleo. A ver quién te da el Tetraetilo de plomo que necesitas para convertirlo en gasolina útil. También me llevo a mi personal técnico". Creían que nos tenían por la cola, lo cual en ese momento así era ya que sólo teníamos gasolina para aguantar 15 días sin entrar en caos, así que en friega, los pocos Ingenieros petroleros que había en el país se pusieron a investigar y desarrollar. Por si fuera poco, como método de chantaje, Estados Unidos dejó de comprar petróleo y plata mexicana. El Reino Unido y los Países Bajos rompieron relaciones diplomáticas con México.
Inició una carreta recnológica contra reloj, trabajando a marchas forzadas. Cuando sólo faltaban 7 días para que las reservas de gasolina se acabaran, explotó el edificio donde estaban investigando y desarrollando avances para cumplir la difícil proeza y murieron casi todos los Ingenieros (porque resulta que el endemoniado tetraetilo es altamente explosivo), todavía estábamos lejos de la meta y ahora con un retraso fatal, así que echando mano de los chalanes sobrevivientes y las fuerzas básicas del Politécnico y de la UNAM formaron equipos que entraron al quite y ¿Qué creen? Lograron sintetizar el compuesto. Nos volvimos capaces de sintetizar nuestro propio petróleo para obtener gasolina.
Curiosamente, Lázaro Cárdenas, después de la expropiación petrolera, dejó abierta la puerta para una coinversión extranjera en materia petrolera, pues Cárdenas sabía de las dificultades tecnológicas de la materia y no descartó que en algún momento México pudiera necesitar de aliados estratégicos para compartir algunas responsabilidades importantes. Así se mantuvo hasta que llegó Adolfo Ruiz Cortines quien cerró esa posibilidad prohibiendo la coinversión de otros países. (Al leer esto, resulta difícil de creer que Ruiz Cortines no es pariente del peje).
Colorín colorado... Este cuento se ha acabado
>> Grinch <<
Había una vez un país (abajo de Estados Unidos y arribita de Belice y Guatemala) en el que empezábamos a vivir la fiebre del oro negro. Digo vivir y no disfrutar porque los que la disfrutaban eran las empresas extranjeras que estaban haciendo su "agosto" con lo que salía de nuestro subsuelo, ya que como mexicas recién letrados, no teníamos ni p*** idea de cómo extraer y mucho menos de cómo sintetizar el petróleo.
Las empresas petroleras se iban haciendo gordas, gordas. Si tuvieran rostro, serían como de niños obesos sonrientes con cachetes rosados. Sin embargo la mano de obra que por supuesto era local, vivía bastante apretada, en condiciones que no eran proporcionales a la abundancia que vivían las empresas y sus dirigentes. Estas diferencias dieron lugar a la indignación y a la intolerancia a una dieta basada en agua de limón, tortillas y frijoles; ahora la gente demandaba refrescos, huevo en los frijoles (mas no frijoles en los huevos) y carne en algunos fines de semana, por lo cual prepararon una huelga remembrando las míticas conspiraciones entre Doña Josefa e Hidalgo. Aunque esto de la huelga no se dio a la primera, ya que los tres primeros intentos nomás no funcionaron y se fueron a un caño más profundo que aquellos de donde manaba petróleo.
En 1935 la historia fue diferente. La huelga al fin "pegó" y la primera conquista de los trabajadores fue la consolidación de un sindicato el cual de inmediato presionó para obtener un contrato colectivo. Empezaron con peticiones al más puro estilo de las del actual sindicato del IMSS, sin embargo al final quedó en una petición razonable que limitaba las jornadas de trabajo y establecía el pago de incapacidades por enfermedad. (No cedieron a la petición de darles un Disneylandia móvil en una plataforma petrolera) Obviamente los empresarios pusieron cara de "Yo no fui" e hicieron la chillona frente a la Junta de Conciliación y Arbitraje diciendo que no había billete para tales peticiones, así que la junta creó una comisión para investigar a las empresas y el diagnóstico fue que estaban lo suficientemente regordetas como para ceder una tajada y cumplir las peticiones demandadas, sin embargo todavía no se daba el paso y los trabajadores seguían sin recibir lo que supuestamente sí les iban a poder dar.
Se tuvo que realizar otro paro de labores para meter presión y haciendo cuentas del tiempo perdido, ya les debían salarios caídos y dos que tres cosas más. En total lo que las empresas debían a los trabajadores ascendía a los 26 millones de pesos, lo cual resistieron a toda costa las empresas hasta que la Junta de Conciliación y Arbitraje dio el fallo a favor de los trabajadores. Las compañías trataron de ampararse, pero no procedió... o como dirían los de mi pueblo: "Se la pelaron"... Y no sólo eso; tenían un plazo de sólo 6 días para pagar.
Como esto no les gustó nada, trataron de darle largas al asunto, hasta que tuvieron reuniones con el Gral. Lázaro Cárdenas del Río, quien en la última junta que tuvieron les solicitó el pago de los 26 millones como garantía para levantar la huelga. "¿Y quién lo garantiza?", dijo el dueño de una de las compañías; "El Presidente de la República", contestó Cárdenas. "¿Usted?", dijo el empresario, con un tono burlón y gandallezco... Lázaro Cárdenas se levantó, cerró su carpeta y dijo: "Esta plática ha terminado", y los dejó ahí con caras de "¿Que?" (porque siendo americanos, las caras de what no son tan desconcertantes). Aunque Cárdenas no era partidario de que crear un Sindicato Petrolero era una buena idea, dio apoyo incondicional, aunque viendo las marranadas e insensateces que hace en la actualidad ese sindicato, Cárdenas debe estarse revolcando en la tumba.
Días después, alguien les fue con el chisme a los empresarios sobre un fuerte golpe que preparaba Cárdenas contra las compañías extranjeras, lo cual les provocó chorrillo y accedieron a pagar en último momento, sin embargo Cárdenas por no decir "Nel, ya se la pelaron", dijo que ya había tomado una decisión. A las 10 de la noche de ese día anunció la expropiación mediante la cual la riqueza petrolera que explotaban las compañías particulares se volvió propiedad de la Nación mexicana.
Los empresarios tomaron una postura de "¿Ah, si? Pues quédate con tu petróleo. A ver quién te da el Tetraetilo de plomo que necesitas para convertirlo en gasolina útil. También me llevo a mi personal técnico". Creían que nos tenían por la cola, lo cual en ese momento así era ya que sólo teníamos gasolina para aguantar 15 días sin entrar en caos, así que en friega, los pocos Ingenieros petroleros que había en el país se pusieron a investigar y desarrollar. Por si fuera poco, como método de chantaje, Estados Unidos dejó de comprar petróleo y plata mexicana. El Reino Unido y los Países Bajos rompieron relaciones diplomáticas con México.
Inició una carreta recnológica contra reloj, trabajando a marchas forzadas. Cuando sólo faltaban 7 días para que las reservas de gasolina se acabaran, explotó el edificio donde estaban investigando y desarrollando avances para cumplir la difícil proeza y murieron casi todos los Ingenieros (porque resulta que el endemoniado tetraetilo es altamente explosivo), todavía estábamos lejos de la meta y ahora con un retraso fatal, así que echando mano de los chalanes sobrevivientes y las fuerzas básicas del Politécnico y de la UNAM formaron equipos que entraron al quite y ¿Qué creen? Lograron sintetizar el compuesto. Nos volvimos capaces de sintetizar nuestro propio petróleo para obtener gasolina.
Curiosamente, Lázaro Cárdenas, después de la expropiación petrolera, dejó abierta la puerta para una coinversión extranjera en materia petrolera, pues Cárdenas sabía de las dificultades tecnológicas de la materia y no descartó que en algún momento México pudiera necesitar de aliados estratégicos para compartir algunas responsabilidades importantes. Así se mantuvo hasta que llegó Adolfo Ruiz Cortines quien cerró esa posibilidad prohibiendo la coinversión de otros países. (Al leer esto, resulta difícil de creer que Ruiz Cortines no es pariente del peje).
Colorín colorado... Este cuento se ha acabado
>> Grinch <<
1 comentario:
-Corte y pega de mi blog, también se vale ser flojo-
3.21.2008
México y el petróleo
Bien sabida es, por mis connacionales, la estrecha relación entre los ingresos de PEMEX y la cartera del vendedor de tamales, que pasa como a eso de las 7 pm por cada rincón de la Ciudad de México - cosa prodigiosa en verdad, ambas cosas, esta y aquella -.
Y me vino a la mente por el reciente discurso de nuestro exmo. y cmo. SIÑOR PRESIDENTE, con motivo del 70-mo. aniversario de la Expropiación Petrolera.
La situación no podría ser más cómica, por un lado, el insigne Calderón, inspirado de un flamígero entusiasmo nacionalista y apoyado por las huestes Tabasqueñas que, bien sabemos, se sienten protegidas de nuestro caro mandatario; sí, el chaparrito ese que un malhablado hijo de vecino llegó a ofender con el título de "chachalaca" - perdón es que de tan vieja y tan mala, esta broma nunca pasa de moda para mí -; en suma, el presi recalcó la valentía de los mexicanos bajo el mandato de Lazaro Cárdenas y nos regaló con la emoción de sentir, nuevamente, la coyuntura que marcará definitivamente a nuestro país para, por otro lado, recordarnos que nuestra expropiación ya no arrancará nuestro - ¿nuestro? - petróleo de manos extranjeras, sino del mismísimo profundo seno de la comadrona tierra y NUNCA , NUNCA se privatizará.
Me parece cómico porque, a fin de cuentas, no venderemos nuestro petróleo sino que lo empeñaremos por la tecnología que nos permitirá tenerlo, es decir, todavía no lo tenemos y ya vamos a encargar el coche que se va a gastar la gasolina que se extraerá del petróleo profundo. Por supuesto. Es una joyita más de nuestra - esta sí, muy nuestra - burocracia terminal.
¿Qué por qué desconfió del presidente como si se tratase de cualquier prestamista? Bueno, pues nada más hay que leer la primera acción que el gobierno ya - YA, no es HOY, aunque están en el mismo tiempo verbal -... al leer la primera acción que el gobierno ya emprendió, esto es, la inversión de 218 mil millones de pesos para el fortalecimiento de PEMEX. ¿De dónde viene el dinero? El exmo. lo dijo, de los sectores público y privado, pero no dijo cuánto aportó cada uno, o par qué se va usar tal aportación - en la tercera acción dice que para aumentar los beneficios a los trabajadores, como si no ganaran los pobres -, ni tampoco qué privado - ¿TELMEX acaso? ¿O la industria del cemento? Tal vez las televisoras dieron su aportación, sólo que en especie porque no se habla de otra cosa que del petróleo profundo y bla bla bla...-
Como sea, no sigo porque, francamente, no me importa, pues soy mexicano.
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