
Todavía hay cosas que organizar aquí. Cuántos lugares vamos a reservar para personas con capacidades (de criterio) diferentes, para mujeres embarazadas (de nuevas ideas), proponer las salidas de emergencia (en caso de motín) y pensar cuántas chucherías más vamos a colgar de los tubos (desechamos la iniciativa de la horca), cuántos pegostes vamos a poner en los páneles (omitiendo propaganda política), de qué color van a ser los letreritos luminosos (siempre y cuando sean visibles), si vamos a poner sección para fumar (porque nadie es perfecto), etc... Mientras, sobre la marcha y dentro de este desorden todos son bienvenidos a viajar por la línea 13, a dejar su graffitti en el vagón, incluso a pegar maldosamente un chicle en algún asiento (si es el que frecuenta el Grinch, mucho mejor). El chiste es que nadie se quede con las ganas de nada.
- el güey de junto -
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