martes, 30 de octubre de 2007

No molestes... luego te saludo...

¿Cuántos pellizcos o coscorrones nos costó aprender a saludar cuando llegamos a un lugar y vemos gente conocida en lugar de ir a hacer lo que queríamos hacer? Este tipo de etiqueta se ha ido modificando conforme las distancias se han acortado. Ahora podemos estar en la escuela (distraidos), en nuestro cubículo de trabajo (evadiendo el trabajo) o en nuestra casa y tener en contacto abierto con personas que pueden estar a miles de kilómetros de distancia y dudo que alguien que encuentre en el Messenger a 100 contactos conectados los salude a todos... aunque siempre hay excepciones!

¿Esto que quiere decir? ¿Nos estamos acostumbrando a ser socialmente apáticos? ¿Estamos cayendo en un esquema que nos vuelve convenencieros? ¿Es sólo un dilema de etiqueta?

Podría decirse que esto se da en niveles:
1. Están los casos como en los que uno va a una casa y tiene el compromiso de saludar y despedirse de todos "por educación". No importa si la señora tiene bigote, si el señor se rascó el trasero o si el niño tiene la boca pegajosa llena de tamarindo. Es inadmisible brincarse a alguien.
2. Están los casos como en los que uno llega a la escuela y uno sólo saluda a 8 de los compañeros más cercanos y no a cada uno de los 50 que forman el grupo. Obviamente esto sólo aplica si son "saludables" sin brincar filas de asientos.
3. Están los casos como el del ciberespacio, donde uno inicia sesión, cierra sesión, se repite eso durante días y aunque no se salude a nadie en todos esos días puede ser que nadie lo tome como una ofensa o que se pregunte si estás enojado con él o ella. (Aunque aún hay quien sí se ofende... je je je)

Tengo contactos a los que tengo muchísimas ganas de ver y platicar con ellos, pero los veo conectados y una fuerza extraña (en algunos lados le llaman desidia) me impide saludarlos. Nos excusamos pensando que seguramente están ocupados haciendo otras cosas y si no hay alguna necesidad de hacer contacto no nos tomamos la molestia. Nótese que aquí entra un poco el cómo este tipo de comunicación nos vuelve convenencieros. Muchas veces saludamos a gente a quien generalmente no saludamos sólo por sacarles sopa.

¿Qué pasa por la mente de alguien que inicia sesión en el Messenger y selecciona el estado de "No conectado"? ¿Es como ir a la escuela con gabardina y anteojos y bigotes falsos, sentarte a un lado de alguien y sólo platicar con esa persona tratando de pasar desapercibido del resto? O si no piensas platicar con nadie ¿para qué estás conectado? ¿Es acaso un equivalente a estar pegado en la puerta de la entrada viendo qué vecino entra y qué vecino sale?

No se cómo vaya a seguir evolucionando esto. Tal vez un día podría estar sentado con un letrero en la frente que diga "Ausente" y babear como si estuviera en estado vegetal, o si mi letrero dijera "No disponible" podría ignorar a toda la gente que me saluda o me pide la hora en la parada del Metro. Al que me insista, lo empujaré y le diré: "No molestes... no estoy disponible... luego te saludo"...

[Cerrando sesión]

- el güey de junto -

No hay comentarios: