Se acerca el día de muertos y con eso muchos recuerdos... Recuerdos de gente querida que nos ha dejado. Tiempo de hacer espacio en casa para poner un altar digno de las memorias de los que se nos adelantaron.
Todo eso suena bien... hasta que se empieza a fundir con tradiciones que no son nuestras y que hoy en día sólo son un pretexto para el consumismo. Honestamente no se mucho sobre cultura celta, ni me motiva rendirle culto a sus creencias o recibir huevazos en la puerta si no fui precavida en tener dulces a la mano... porque eso del "Truco o trato" viene de allá.
Nuestros hijos, nietos... en fin, jóvenes de este país, se sienten más identificados con una calabaza naranja con una mueca grabada y una vela en su interior, que con una calavera de azúcar decorada con los colores y formas que nos representan. Prefieren pegar brujas, Dráculas y espectros impresos en cartón, que papel de china picado con motivos regionales... Tal vez sí sea menos fashion, pero eso somos. Nosotros no somos Halloween, ni Santa Claus, ni el día de gracias ni alguna otra festividad ajena que más que representa una búsqueda por compartir su cultura con la nuestra, es un intento descarado por vender mercancía.
En fin... yo seguiré en mi postura de dar dulces nacionales a los niños que cantan: "La calavera tiene hambre! No hay un pedazo de pan?"... los que griten "Queremos Halloween"... que se lo busquen en alguna otra casa... Dios me libre de que me avienten huevos a la puerta o que me pintarrajeen mis macetas.
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