jueves, 31 de enero de 2008

Amante profesional... cínico y gorrón ( 1 )

Saco del baúl de mi vergüenza personal esta vivencia:

Hace unos 7 u 8 años estaba estudiando la carrera que 6 meses después truncaría, en una universidad particular... En aquel tiempo mi primo Oswaldo y yo éramos amigos inseparables, pues además de vivir en el mismo departamento junto con su papá, estudiábamos la misma carrera y estábamos en el mismo grupo.

Mi primo Oswaldo y yo, como típicos jóvenes que recién abandonan la adolescencia teníamos una serie de supersticiones relacionadas con las mujeres y una de ellas era que sólo un perdedor pasaría el 14 de febrero sin sexo o en el peor de los casos, sin una buena sesión de besos apasionados... La cabalística fecha se acercaba y nosotros seguíamos peligrosamente solteros y no teníamos amigas a la mano que fueran lo suficientemente cooperativas a la causa hormonal que nos aquejaba.

Llegó el día de los enamorados y mi primo tenía planeado hacerse novio de una compañera del salón. Eso le aseguraba al menos una cantidad de besos suficiente como para salir bien librado de la superstición, pero yo estaba en el hoyo... A tal grado que me declaré escéptico de la creencia fingiendo un grado de madurez y superioridad moral que en realidad no tenía... -Naaah... Puro pedo. No me voy a estresar por eso. -Le dije a mi primo.

Organizamos una reunión con amigos del grupo en el taller de mi tío, papá de Oswaldo. Todo estaba listo: Sillas, hielera, cerveza, botella, grabadora y yo llevaba la guitarra para hacer la bohemia. Si no iba a pasar el 14 de febrero en los brazos de una fogosa fémina, al menos me divertiría toda la noche.

La gente empezó a llegar y mi primo a poner en marcha su estrategia... Platicaba en la puerta del taller con Andrea, disfrutando de la privacidad que daba el único foco del taller, el ruido de la grabadora y las carcajadas del grupo. Después llegó más gente, unos colados y entre ellos hasta la chava que atendía la papelería y sacaba copias dentro de la universidad. Ya con la noche entrada, apagamos la grabadora y la bohemia empezó. Yo tocaba la guitarra y cantaba para amenizar la velada, entonces me percaté por tercera vez que la chava que atendía la papelería me hacía ojitos. Ella me sonreía y yo me esmeraba y sacaba el repertorio más adecuado para lucirme románticamente.

Las horas pasaron, la gente se empezó a ir y el círculo de gente que a esas alturas ya estábamos sentados en el piso se empezó a cerrar. Mi primo dio por cumplido el ritual contra la superstición del día cabalístico cuando su "ya novia" se fue, así que se integró a los desafinados cantos que se entonaban con más sentimiento y aliento etílico que técnica. Una hora más tarde quedábamos mi primo, la chica de la papelería, el amigo que la había llevado y yo. A las 2:00am el amigo le dijo que ya era tarde, que se tenía que ir, insinuando que ella se tenía que ir con él. Yo di por muertas mis posibilidades y en un arrebato de desesperación le pregunté frente a su amigo "¿Porqué no te quedas?"... ella sonrió y luego le dijo a su amigo que se pensaba quedar. -¿Segura? -Sí, segura. -P-pero... ¿Sí lo conoces? -Sí, lo veo todos los días... no tiene cara de secuestrador... -El amigo se fue sin decir más. Se veía enojado... Tan enojado como yo feliz.

Yo seguí tocando la guitarra y pensé que mi primo se iría casi al instante, pero no. ¡Ahí estaba el maldito! Cuando la chica que oficialmente era mi acompañante volteaba a otro lado, le hacía señas a mi primo para que se fuera. Él sólo sonreía maliciosamente y fingía demencia... Así me hizo sufrir 20 minutos tras los cuales se despidió dándome las llaves de los candados del taller. "Cierras bien" fue todo lo que dijo. Se despidió de la dama y nos dejó solos.

Fase dos del plan: Me senté junto a ella cuando regresé de cerrar la puerta. Dejé la guitarra a un lado, inicié temas selectos de charla sensual y después, en un artificialísimo y calculado intento por subirle el tono a la situación, me acosté sobre el piso usando la mitad de la funda acolchada de mi guitarra como almohada. Ella entendió el mensaje, se acostó a un lado mío y el resto fue caminando solo... Hasta que algo me detuvo... Estaba tan resignado a pasar mi 14 de febrero solo, que no contaba con ningún condón y como siempre he sido cauto con eso, detuve el tren una estación antes de entrar al túnel. Me eché una cubeta con hielos psicológica y decidimos posponer el encuentro. Mañana nos veríamos en la escuela y habría oportunidad de planear algo. Salimos del taller, y congruente a mi escasez de recursos, me disculpé por no poderle pagar un taxi para que regresara a su casa.

Al día siguiente nos vimos en la escuela. Yo fresco, pues ese día mi turno era vespertino, pero ella se veía muy desvelada, pues había abierto la papelería temprano... -Te invito al cine. -Me dijo. -Ah, muchas gracias! pero la verdad es que estoy bien apretado de lana con el material que compré para hacer una maqueta y... -Dije "te invito"... no "invítame" o "vamos". -Viendo la tirada, no puede negarme... Era tal y como me reclamaba mi madre: "Tu regaladas, hasta puñaladas recibes"... -Ok, ¿nos vemos allá en el cine? -Sí, yo cierro a las 8:00pm... nos vemos a las 9:00pm.

-Llegué a las 9:05 y ella ya estaba ahí. Hicimos fila comprar el boleto y me dijo que me invitaba unas palomitas. Yo con falsa vergüenza le dije que no era necesario, que no se molestara, pero ella insistió. -Acuérdate que yo te invité al cine. -Y me dejé consentir. Combo grande de palomitas con refresco y encarrerado, cínicamente insinué que me encantaban las gomitas, así que además compramos 200gr de ellas. Entramos a la sala de cine y a los 10 minutos ella quedó profundamente dormida, presa del sueño perdido en la reunión de anoche. Yo me atasqué de palomitas, refresco, gomitas y la desperté cuando terminó la película.

Salimos del cine y me invitó dos hotdogs y otro refresco como cena. Yo seguía sin pagar un peso, pues el cine estaba tan cerca de mi casa que había llegado ahí caminando. Luego pensé que era momento de resolver el desenlace para que tuviera agradables tintes "sexosos", pero mi tío y mi primo estaban en casa y yo no podía darme el gusto de gastar en un hotel, así que le insinué sutilmente que estaría padre ir a un lugar privado... -Un hotel, por ejemplo... -Y como no recibí respuesta negativa, indagué más sobre la posibilidad. -Yo lo pagaría, pero ya me acabé el dinero en el cine y las palomitas. -"¡Maldición!" pensé... pero de pronto llegó a mí una brillante idea... Sería tal vez lo más bajo, ruin y reprobable que había hecho en mi vida en cuestión de mujeres. La sola idea de plantearlo me producía cargos instantáneos de conciencia, pero la calentura pesaba mucho en la balanza, así que me armé de valor y lancé el anzuelo...

Continuará...

- el güey de junto -

2 comentarios:

MIG dijo...

pobre mujer... tuvo ke pagar su taxi despues de haber obtenido NADA y todavia te paga cine, palomitas, cena... debiste de haberle caido muuy bien

Anónimo dijo...

hey! wey! ke rollo mas alejado de nuestra triste realidad jajajajaj ojala ke tu morra actual no lea el blog jajajaja por ke ya parece ke oigo los reclamos...ah! a si ke es puro cuento no? nada, nada ya veo con sus tus vivencias