miércoles, 2 de enero de 2008

Año nuevo

Algunos sobrios, algunos todavía con resaca, algunos que reanudarán labores hasta el 7 de enero y otros, los más osados, que tenían que ir hoy a trabajar y siguen ebrios en sus trabajos, o de plano, cínicamente tirados en la sala de su casa con tufo a bacalao recalentado y restos de ensalada de manzana en las mejillas. Todo esto parte del folklor mexicanísimo de fin de año.

Tuve oportunidad de salir a visitar familia y amigos y de paso ser espectador de un amplio mosaico de vivencias... pero no me lo tomen a mal. No lo digo como quien cuenta su visita a un zoológico. Lo digo como una parte de la misma muestra de observación... Como un chango que describe a otros animales y los aprecia desde su simiezca forma de ver las cosas aunque no entienda de mucho.

En la carretera me tocó ver autos con insignias raras de color rojo en la parrilla. No es que no supiera que se trataba de un Toyota, un VW o un Meche Benz, simplemente hasta mucho después caí con que no se trataba de una insignia. Se trataba de una nariz! Un círculo de fieltro color rojo atado con elástico a la parrilla de los autos! Y eso lo descubrí después de ver cómo los vidrios laterales aprisionaban contra el marco de la puerta, las canaletas de plástico que sujetaban enormes cuernos de reno que más parecían de alce de peluche. De formas muy variadas la gente vive estas épocas.

Algunos con la pose de moda. -Para mí es un día más... Y muchos otros echando la casa por la ventana. Algunos prometiendo un cambio de actitud. Bajar de peso, (que es la tendencia más numerosa) salir de deudas, perdonar, emprender un negocio, casarse, etc... otros no prometen nada pero creen que es un año para iniciar cosas positivas y el resto no tiene ni siquiera intenciones de hacer cambios en su vida.

El año nuevo es para los adultos lo que para los niños es el fin de cursos escolares. Es como tomar cuadernos nuevos y decir "Ahora sí le voy a poner fecha y margen a mis apuntes". Es proponerse que no aparezcan calificaciones menores a 7 (porque del 8 para arriba ya es mera vanidad) y en muchos casos, darse la oportunidad de comprar ese estuche costoso de colores que siempre se anheló. Más allá de la mercadotecnia, el mover dígitos en el número de los años nos poderes mágicos que van desde el afrontar el futuro con valor hasta perdonarnos... pasando por una racha inusual de ligereza para invertir tiempo y dinero en nosotros y seres queridos.

Para no perder la costumbre, este año prometo organizar todos mis papeles personales, los archivos de mi computadora, limpiar, rasurarme todos los días y no hasta que la gente me voltee a ver con mezcla de curiosidad y lástima... prometo invertir mejor mi tiempo, acercarme a la cifra que pesaba antes de casarme (como 15 kilos) y crecer profesionalmente... Ah, sin olvidar la salud, bienestar y paz mundial (speech de Miss Universo). Tengo la infantil esperanza de que esta vez... por primera vez... estos deseos no pasen de largo y me dejen algo bueno... Es más... si no cumplo la mitad de mis metas (excluyendo la paz mundial, por supuesto) juro que le pondré a mi auto una ridícula nariz y cuernos de trapo en contra de mi voluntad el próximo fin de año... en un acto de resignación simbólica que me ponga en el mismo barco que la gente que promete bajar de peso y el 10 de enero están atascándose de Pizza de 3 quesos y Coca Light.

- el güey de junto -

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento pero creo ke tu carro se va a ver muy pinxe xistoso jejejeje!

Anónimo dijo...

La esperanza muere al último! je je je...