jueves, 17 de enero de 2008

Qué bonita familia...

Cuando había un poco de dinero extra, en lugar de cenar cereal salíamos mi hermana, mis papás y yo a un puesto de tacos donde éramos clientes regulares. Esta anécdota que les contaré fue en una de esas noches taqueras en el pueblo de Progreso de Obregón, Hidalgo.

Recuerdo que hacía mucho frío, porque cuando eso pasaba comíamos dentro del Vocho. La tapa de la guantera era la barra en donde iba la salsa y los refrescos y cada quién con plato en las piernas y servilletas en abundancia para no ensuciar el carro. Cuando terminamos de comer, mi papá recogió nuestros platos, salsa, sal y servilletero, excepto uno de los refrescos en vaso que todavía no estaba vacío y que se quedó sobre la tapa de la guantera. Mi papá le entregó los platos al chalán del atareado taquero que no se daba abasto con la gran cantidad de gente arremolinada en torno al changarro. Mi papá se subió al carro, se dispuso a arrancar y ahí fue cuando el espectáculo comenzó.

Al dar marcha al motor, brincaron unas cuantas chispas desde el switch donde se mete la llave. Una persona normal se hubiera sorprendido y tal vez revisado qué hizo corto o algo así... Mi hermana la "Nervios de acero" no. Como si hubiera visto al mismísimo Diablo entre las chispitas que salieron, mi hermana gritó "¡NO!" de una manera tan dramática que toda la gente de los alrededores voltearon a vernos. Acto seguido, mi hermana aventó el asiento de mi mamá hacia adelante embarrando a mi mamá contra el parabrisas y tirándole su vaso de refresco. Mi hermana trataba de salir desesperadamente por los escasos treinta centímetros que había entre el marco de la puerta y el vidrio a medio bajar.

Hermosa escena: Mi hermana con medio cuerpo salido por la ventana gritando "¡SE ESTÁ QUEMANDO!" como desesperada. Mi mamá embarrada contra el parabrisas, prensada por el respaldo del asiento sin entender todavía lo que pasaba y mi papá jalando a mi hermana de las piernas para meterla al carro gritándole "!No pasa nada mija! !Cálmate ya!"... Yo realmente no recuerdo qué estaba haciendo... no sabía qué hacer... supongo que temiendo más por el qué dirán, ya que por esas épocas era un preparatoriano.

Tal vez mi cerebro bloqueó el desenlace para no provocarme un trauma, ya que no recuerdo exactamente cómo es que las cosas volvieron a una aparente calma. Mi hermana nunca pudo salirse por la ventana, la blusa de mi mamá nunca pudo desmancharse de Coca y los clientes frecuentes de la taquería nunca nos dejaron de ver compadeciéndose de nuestra peculiar familia... moviendo la cabeza como diciendo "Pinches locos"...

- el güey de junto -

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajaja No cabe otro comentario me cae! ke jajajajja

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA
eXCElente diagnostico de los otros clientes, asi somos realmente jjajaa


Chamuco Kadicto