martes, 12 de febrero de 2008

20,000 leguas de viaje al centro del parke industrial Capitulo 1


Fabi , Bety, Juan, Galo, Kike, y yo éramos los mas aventureros de el gran grupo de primos ke resultábamos de las reuniones familiares. las dos primeras, hijas únicas y los demás unos hijos de la…
los mas castigados siempre y a los ke todos los vecinos nos conocían como los “ ven acá ya!” a mi aparte me apellidaban “ o voy por ti de los diablitos ”.

La reunión era en la casa de mi tío Noe al ke le estaban organizando una fiesta de despedida a su casa o algo así por ke un eje vial le iba a recortar la mitad del patio trasero. Los grandes se embebían (literalmente!) en sus conversaciones de adultos y los demás nos dividíamos en 2 grupos. El primero, el de los bien portados, los obedientes, los kietecitos ke se conformaban con una larga sesión de”turista nacional” o con un par de horas frente a la tele antes de participar de las rondas musicales de después de la comida en la ke todos cantaban. Los otros?, huy, los otros éramos la ovejas negras de la familia entera, los traviesos y desbalagados.
En aquella colonia, había relativamente cerca, un gran lote de terraceria en el ke se descargaban desperdicios industriales para su reciclamiento posterior, en aquel monstruoso lugar al fondo había una bodega con basculas inmensas ke podían pesar camiones enteros cargados de metal y fierros retorcidos y otras mas pekeñas para otro tipo de desperdicios comercializables, como aparatos electrónicos de todo tipo, televisores, estereos, grabadoras, en fin de todo, en la parte derecha frontal había un lugar destinado a la limpieza de los múltiples envases ke llegaban a la bodega, desde grandes contenedores plásticos cilíndricos de color azul o blanco, hasta pekeños botecillos del tamaño de un balón de fútbol con tapas herméticas con broches alrededor.

Era domingo, y estábamos aburridos, desde el patio de la casa se veía como un punto destellante la bodega de reciclaje, parecía muy lejana, pero ya habíamos ido antes, aunke esta vez teníamos a Fabi ya Bety ke a pesar de ke si jalaban, nos enfrentaban a la dificultad de hacerlas brincar la malla ciclónica de la bodega. Era un obstáculo ke podríamos resolver fácilmente Galo era muy alto para su edad y aunke era flaco como una escoba, podría servir de escalón para las niñas.

Llegamos a la bodega, todos brincamos rápidamente y akel paraíso era todo nuestro tal como lo había sido antes, aun con las niñas ahí. Comenzó la exploración, yo me fui al departamento de electrónica y mis otros primos a los fierros, kerian algo ke pudieran convertir en pesas para hacer un regalo a sus padres, las niñas se concentraron en el área de los envases por ke, según su versión, vieron unos gatitos ke se ocultaron atrás de un bidón azul.

Todos estábamos súper clavados en nuestras tareas, ni ruido hacíamos pero a pesar de eso estábamos al pendiente de los “ bichito bichito” de las primas, nomás por no perder su ubicación.
De pronto todo kedo en silencio, me kede kieto para no seguir haciendo ruido con mi escombrada y poder ubicar por el audio a mis primos, no escuche nada, silencio total y lo ke me hizo voltear violentamente fue el ruido ke hizo la reja de malla ciclónica al ser golpeada por el escape de 2 de mis primos ke la trepaban ágilmente en franca huida, dejándonos a los demás atrás.
luego le seguimos...

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