9:40pm de una noche común y corriente. Mi esposa y yo recordamos a último momento que teníamos que entregar la aburridísima película que rentamos, antes de las 10 para no pagar recargos, así que mi esposa me dijo que subiría por una sudadera ligera. Al empezar a subir por las escaleras, se quedó quieta mirando hacia la ventana hasta que estalló en ella una mezcla de risa nerviosa, vergüenza y algo de pena ajena... Me dijo entre risas: - ¿Te acuerdas cuando mi mamá dijo que la vecina le estaba dando sexo oral en la banqueta a su novio y pensamos que a lo mejor había exagerado? ¡Pues ahora creo que no estaba exagerando!...
-En ese momento yo era ahora el que pensaba que mi suegra y mi esposa exageraban. Después de todo, la vecina de enfrente sólo tiene a lo mucho 15 o 16 años. Seguramente se encontraban en alguna posición sugerente que podía malinterpretarse y... - ¡Ay güey! ¡Es cierto!... -Y no. Efectivamente no había lugar a dudas. El tipo parado, recargado en la pared de la casa de la vecina y la vecina hincada, abrazándolo de las piernas y ejecutando un vaivén de cabeza inconfundible mientras el caballero le alborotaba el cabello... La escena era tan explícita que yo no lo podía creer... es cierto, era de noche, pero la calle estaba bastante iluminada con el alumbrado público. No había carros que obstruyeran la visibilidad, no había matorrales, fue como si no hubiera la más mínima intención de que pasara desapercibido. Prácticamente todas las casas del lado de mi banqueta teníamos asientos de primera fila para el espectáculo.
Subimos mi esposa y yo por su sudadera, hicimos tiempo y nos asomamos ahora desde la ventana de una de las recámaras para ver si ya habían "terminado", pues aunque nos causaba mucha risa el asunto, la verdad es que también había cierta incomodidad... No aquella incomodidad puritana y persignada, sino una incomodidad de alguien que no quiere interrumpir, pero que tiene qué salir a entregar las películas que rentó. Los chamacos seguían amalgamados en la misma peculiar manera y decidimos esperar unos momentos, entonces mi esposa se volvió a asomar.
- Ya se despegaron... Vamos a entregar la película. -Dijo mi esposa y bajó las escaleras casi corriendo, pues casi cerraban el video club. Abrió la puerta para salir y apenas la abrió un poco, noté que titubeó. Sentí cómo pasó por su mente la idea de volver a cerrar la puerta tras haberlos descubierto de nuevo en plena maroma, pero en lugar de eso, la abrió, caminó marcando fuerte sus pasos y tosió de una forma más falsa que Jim Carrey interpretando a "La Máscara" en la escena en la que le disparan. Yo salí atrás de ella e hice mi mejor esfuerzo por improvisar unos comentarios triviales con mi esposa para que no se hiciera tenso el silencio mientras los pubertos adoptaban una postura un poco más pudorosa.
Nos subimos al carro todavía sin creer lo que habíamos visto. Fuimos a entregar la película entre risas, comentarios de "ya ni la friegan" y regresamos fingiendo naturalidad. Omití mi impulso enfermo de bromear haciendo sonar el claxon al entrar a la calle para avisarle a la vecina que había moros en la costa. Nos bajamos del carro y por alguna razón traté de voltear a todos lados menos a su casa, aunque alcancé a notar que ya los dos estaban de pié, un poco más "controladitos". Cerramos la puerta de nuestra casa y de nuevo todo fue carcajadas, hilaridad y un aire de incredulidad ante lo que habíamos atestiguado.
Nuestros padres se escandalizaron con la forma en la que nuestra generación se abrió en torno al sexo. Ahora veo esto y me siento viejo y anticuado. Confieso que tal vez no sea capaz de entender de una forma tan abierta las futuras tendencias de liberación sexual de mis hijos. Ya me imagino la escena en unos 20 años. Yo llegando a mi casa, mi hija quinceañera "lavándose los dientes" con ayuda de su novio afuera de la casa, yo vociferando maldiciones y ella defendiéndose con argumentos que serán típicos de la generación: - Ay papá, ¡No exageres! Eso no es coger, sólo es sexo oral... -Eso en el mejor de los casos.
- el güey de junto -
-En ese momento yo era ahora el que pensaba que mi suegra y mi esposa exageraban. Después de todo, la vecina de enfrente sólo tiene a lo mucho 15 o 16 años. Seguramente se encontraban en alguna posición sugerente que podía malinterpretarse y... - ¡Ay güey! ¡Es cierto!... -Y no. Efectivamente no había lugar a dudas. El tipo parado, recargado en la pared de la casa de la vecina y la vecina hincada, abrazándolo de las piernas y ejecutando un vaivén de cabeza inconfundible mientras el caballero le alborotaba el cabello... La escena era tan explícita que yo no lo podía creer... es cierto, era de noche, pero la calle estaba bastante iluminada con el alumbrado público. No había carros que obstruyeran la visibilidad, no había matorrales, fue como si no hubiera la más mínima intención de que pasara desapercibido. Prácticamente todas las casas del lado de mi banqueta teníamos asientos de primera fila para el espectáculo.
Subimos mi esposa y yo por su sudadera, hicimos tiempo y nos asomamos ahora desde la ventana de una de las recámaras para ver si ya habían "terminado", pues aunque nos causaba mucha risa el asunto, la verdad es que también había cierta incomodidad... No aquella incomodidad puritana y persignada, sino una incomodidad de alguien que no quiere interrumpir, pero que tiene qué salir a entregar las películas que rentó. Los chamacos seguían amalgamados en la misma peculiar manera y decidimos esperar unos momentos, entonces mi esposa se volvió a asomar.
- Ya se despegaron... Vamos a entregar la película. -Dijo mi esposa y bajó las escaleras casi corriendo, pues casi cerraban el video club. Abrió la puerta para salir y apenas la abrió un poco, noté que titubeó. Sentí cómo pasó por su mente la idea de volver a cerrar la puerta tras haberlos descubierto de nuevo en plena maroma, pero en lugar de eso, la abrió, caminó marcando fuerte sus pasos y tosió de una forma más falsa que Jim Carrey interpretando a "La Máscara" en la escena en la que le disparan. Yo salí atrás de ella e hice mi mejor esfuerzo por improvisar unos comentarios triviales con mi esposa para que no se hiciera tenso el silencio mientras los pubertos adoptaban una postura un poco más pudorosa.
Nos subimos al carro todavía sin creer lo que habíamos visto. Fuimos a entregar la película entre risas, comentarios de "ya ni la friegan" y regresamos fingiendo naturalidad. Omití mi impulso enfermo de bromear haciendo sonar el claxon al entrar a la calle para avisarle a la vecina que había moros en la costa. Nos bajamos del carro y por alguna razón traté de voltear a todos lados menos a su casa, aunque alcancé a notar que ya los dos estaban de pié, un poco más "controladitos". Cerramos la puerta de nuestra casa y de nuevo todo fue carcajadas, hilaridad y un aire de incredulidad ante lo que habíamos atestiguado.
Nuestros padres se escandalizaron con la forma en la que nuestra generación se abrió en torno al sexo. Ahora veo esto y me siento viejo y anticuado. Confieso que tal vez no sea capaz de entender de una forma tan abierta las futuras tendencias de liberación sexual de mis hijos. Ya me imagino la escena en unos 20 años. Yo llegando a mi casa, mi hija quinceañera "lavándose los dientes" con ayuda de su novio afuera de la casa, yo vociferando maldiciones y ella defendiéndose con argumentos que serán típicos de la generación: - Ay papá, ¡No exageres! Eso no es coger, sólo es sexo oral... -Eso en el mejor de los casos.
- el güey de junto -
3 comentarios:
ke oso!! ahora comprendo cuando nuestros padres decian "ay esta juventud de ahora!!!".
Los chicos cada vez estan mas desatados, en fin.
Khaos! al ke le kitaron el espacio pa poner su nickname!
Ah! y yo ke me eh estado reprimiendo de ...hay wey ya merito me resbalo! ke bueno ke por fin se esta poniendo de moda! Yeah!
ja! qué cosa ayer a mi esposo y a mi nos pasó algo similar pero de menor tono, fuimos a la tienda y la hija de la tendera en el faje con el novio a media calle, de igual manera no queriamos voltear pero como estabamos en la casa de mi madre olvidé sus llaves, así q a media cuadra los niños(quien no los veía) Y mi esposo "ya ni chi.. mínimo tú y yo nos tapabamos en este árbol" jajaja
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