lunes, 11 de febrero de 2008

Siempre me han fascinado los animales y lo relacionado a su crianza también, Tanto así que en una ocasión decidí dedicarme a la crianza de peces de ornato, no solo por que le veía oportunidad al negocio sino por que simplemente era algo que disfruto mucho. Escogí al principio 2 especies una fácil de criar y la otra difícil. Mis tanques de crianza fabricados por mi con las especificaciones técnicas de mi libros de aquarofilia eran perfectos para el control y la crianza selectiva de mi primer especie, los gupys. Diseñe mis propias formulas alimenticias para los peces y hasta llegue a cocinar hojuelas con recetas propias para alimentarlos con diferentes finalidades, crecimiento, colorido y hasta para aumentar su apetito sexual y así impulsar la crianza selectiva.

Todo marcho muy bien, en el primer semestre ya había logrado mi propia camada de alevines de Guppy y después de mucho experimentar ya tenia un grupo nutrido de peces con las características y colorido que yo quería en la aleta caudal y un punto negro a la altura de la panza.

Al mismo tiempo estaba experimentando con la segunda especie, peces Betta, los peces luchadores asiáticos que son tan prolíficos ( según los libros ) y la teoría era apoyada por el visible hecho de que los negocios del ramo están siempre llenos de estos. Ya sabes esos peces de largas y atractivas aletas en forma de velo y que están siempre en vasitos o copas por aquí y por allá. De colores vivos y aterciopelados, rojos, azules y hasta algunos con tonos semimetalicos.

Acostumbrados a vivir en condiciones tan extremas como el agua estancada por meses y temperaturas frías, son uno de los peces de acuario mas populares, poco mantenimiento y poco espacio son algunas de las cosas que le atraen a los consumidores. La gente piensa que son hermosos, hasta que los revuelven con sus demás pececitos. Son tan feroces y territoriales que terminan por aniquilar a cualquier pez que se atreva a acercarse, son tan terribles que si la hembra que se les acerca no les resulta atractiva, la atacan y mordisquean hasta matarla. Y si eso ocurre en su estado natural, en cautiverio la cosa empeora.

Ya había tratado con 9 hembras y mi par de machos betta las habían asesinado a todas, no podía encontrar el balance ideal en el tanque en el que estaban hasta que alguien me sugirió ponerlos en un tanque mas pequeño y en un lugar oscuro, además de elevar la temperatura del agua, algunos grados lo cual se lograba con un pequeño calentador con termostato y regulador que se colocaba dentro de la pecera. El procedimiento habitual es colocar el calentador en una esquina del tanque y hacerlo funcionar pero debido al hecho de que había tenido que retirar el filtro de la pecera para evitar que los jebecillos fueran succionados por la corriente del filtro, el agua tibia se concentraba alrededor del termostato al no haber corriente y los peces se movían hacia el lado frío de la pecera.

Inteligentemente coloque el calentador en el centro de la pecera para resolver ese detalle y en la mañana muy temprano antes de irme a mi empleo puse a trabajar el calentador a su máxima potencia para a que cuando estuviera yo listo para irme el agua ya estuviera a unos 25*c. ya entonces pondría el termostato a trabajar en su posición mas baja para solo mantener la temperatura. Mi plan funciono los peces se veían mas activos y finalmente coqueteaban con las nuevas hembras que les traje, al menos no las habían atacado, solo era cuestión de darles privacidad y no perder de vista los huevecillos por que si dejaba a los recién casados en el mismo tanque, se los comerían.

Hice un par de llamadas telefónicas para presumir mi éxito y 30 mins antes de mi partida me llamaron de mi oficina, me estaban esperando fuera de mi casa, para ir a otro municipio y tenían 15 mins esperándome. Rápidamente recogí mis cosas, mi portafolios y sali disparado a encontrarme con mis compañeros.

Mi día transcurrió normal pero lento, ya quería regresar para admirar mi obra y los excelentes resultados que esperaba. Las expectativas eran altas, todo había sido calculado con mucha precisión, hasta las características químicas del agua estaban controladas. Al fin llegue. De inmediato me dirigí al mini tanque de crianza, el foquito que indica cuando el termostato esta trabajando estaba encendido en un tono naranja que nunca había visto antes en el calentador, era mas brillante que antes, el termómetro flotante que había dentro de la pecera tenia el hilillo de mercurio hasta arriba, a todo lo que da. Mi pecera se había convertido gracias a mi descuido en un triste caldo de 2 parejas de peces betta. Con esa tragedia finalizaron mis intentos de criar ovíparos en temporada de frío. Chin! Como se me pudo olvidar apagar esa madre!

3 comentarios:

MIG dijo...

Ke mala onda... pobres pecesitos :( despues de ke ya eran felices. Y ke paso con los guppy???

Anónimo dijo...

A mi tía le pasó diferente. Tenía unos 20 peces, se fueron a dormir y cuando despertaron la casa olía a caldo de pescado... cortesía del termostato descompuesto...

Anónimo dijo...

Al principio de la hístoria pensé q se trataba de mojarras y tilapias, se crían también fácilmente jeje... y son sabrosas :P