miércoles, 6 de febrero de 2008

Mi Hare Krishna catolico parte II

Mi infantil mente se encontraba en una encrucijada, en una verdadera maraña de emociones, era como una mezcla entre lo atractivo de los colores del paisaje, la piel del personaje y por supuesto, su desnudez, pero además de todo su rara forma de sentarse y por si eso fuera poco para mi cerebrito, todos sus brazos y objetos raros, no sabia si la tenia ke entender como una cachonda imagen femenina, o una poco común forma de súper héroe, sin dejar de lado claro, la idea de ke también podía ser una rara mutación de una fantasía erótica hecha realidad, te imaginas, a seis manos? Wow...

Después de esa pagina, otra figura de similar apariencia y en idénticas posiciones colocados también en deliciosos parajes ke hacían volar mi imaginación a altísimos niveles, personajes semejantes de torsos desnudos y en posiciones iguales de raras. Había de todos los tipos imaginables, mujeres, unas vestidas, otras no tanto, hombres, y otros no tanto, como te explico?, a mi me parecía ke eran así como, raritos. Luego supe ke algunos eran dioses otros simples mortales y algunos eran representaciones de la cotidianeidad de akellos lares y otroras épocas de mejor estadía emocional y ke además pertenecían a otra cultura, a otro país y hasta a otra religión. Al final de los dibujos, encontrabas varios grabados, pinturas y fotografías de unos señores pelones, algunos con una línea pintada en la cabeza y otros con un punto rojo en la frente. Ahí donde se acusa la posición del tercer ojo. Claro eso lo supe después, de hecho, mucho, mucho después, por ke a mis escasos 10 años los tres puntitos sobre la letra “r” de la palabra Krishna no repercutían en mi como lo hubiesen hecho en una época de mi vida mas avanzada.

Al pasar los meses y platicar con mis amigos del asunto, siempre me preguntaban:
Y ke? Kien te dio ese libro tan loco? De donde lo sacaste? Para que lo usas. Parecen esos dibujos ke hacen los hippies del zócalo—

Esa frase fue la cimentación para una estrategia ke le diera sentido a mi aun mal valorado tesoro.

La fantástica historia de cómo obtuve el libro, se basaba en el hecho de ke me lo habría podido obsekiar un tío hippie, o algún primo mayor de esos ke se meten de todo y en sus pachecos viajes conocen a un “guru” ke los kiere rescatar del mundanal caos por medio del yoga?—

Pero para parecer mas interesante, yo nunca decía como lo había obtenido, pero les hacia ciertos comentarios ke les pudieran hacer sacar sus propias conclusiones, basadas siempre en mis breves descripciones de cómo era la gente ke tenia ese tipo de libros. El tipo de ropa ke usaban y hasta sus costumbres higiénicas, muy conocidas por todos en akellos tiempos no?, ya sabes lo ke se decía del agua y jabón contra los hipies .

Obvio ke en algunas muy particulares ocasiones yo siempre contestaba algo como:
Pues claro ke si, de hecho mi tío “el Morrison” siempre me lleva a su casa a escuchar música del grupo “yes” y ver sus murales de pintura fosforescente bajo la luz negra de su sala—
Aunke a veces mi mama me regaña por ke llego oliendo a incienso a la casa o a humo y hasta me revisa las manos y las yemas de los dedos, buscando kien sabe ke cosa.

C O N T I N U A R A . . .

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ahora resulta que la culpa la tiene el Morrison... je je je...