El fue kien me dio el libro y me contó de su experiencia junto al Dalai Lama —
Ah como me disfrutaba mentir sobre aquel tema, mis amigos se kedaban bokiabiertos y estoy seguro ke yo los metía en tremendos viajes imaginarios cuando les describía con lujo de detalle mis aventuras con mi tío “Morrison” el hippie.
Y aki esta el libro por si no me crees, y si eso no te basta, mira aki tengo todavía estas varitas de incienso ke me dio mi tío para poder meditar mejor y entrar en contacto con el cosmos—
Vieras como es impresionante su casa, en la sala tiene uno de esos ekipos de sonido de alta fidelidad ke es toca cintas, radio AM, FM y Onda Corta, y tocadiscos. Grandote, grandote, del mismo tamaño ke las bocinotas ke tiemblan y hacen vibrar la panza cuando estas frente a ellas. Y sus paredes están llenas de mascaras de tribus africanas hechas de madera y pelos de fibras naturales. Tiene una pared grandota ke esta tapizada por una gran manta negra en la ke hay dibujado un arbolote, lleno de manzanas, plátanos, sandias y muchas frutas diferentes y de pájaros y mariposas de amarillas y rojas, y en la parte baja, a cada costado del tronco hay un hombre y una mujer desnudos.
Pero cuando apaga la luz de la sala y conecta su lamparota de luz negra, todo en la pared se transforma, aparecen otras figuras ke antes no podías ver, animales raros con alas de murciélago y caras y cuerpos de gatos de tonos muy brillantes de azul y amarillo, sus cuerpos como si tuvieran escamas, no sabes si son pescados o serpientes, uno mas largos ke otros y algunos tienen colmillos grandes y ojos negros, negros, muy grandotes. Las frutas se transforman en puntos amarillos ke están unidos por delgaditas líneas del mismo color. Mi tío dice ke son constelaciones... y así me pasaba grandes ratos describiendo mis visitas a la casa de akel ke me había dado mi libro hipioso.—
Moscos? Moskitos? Expresión típica de mi tío el hippie—
Les decía yo—
Y esta era como un cierre de lujo junto a mi expresión de éxito al contemplar las miradas atónitas de mis amigos cuando finalizaba mis relatos. Huy como me di vuelo con mi libro del Krishna.
Ke si lo leí? Si, claro ke desde luego ke si, una y otra vez desde la pagina 37 a la 42, en repetidas ocasiones, desde la 32 por ke ahí terminaban las ilustraciones y hasta la 42 por ke no aguantaba mas el sueño ke me causaba la narración, sin embargo creo haber memorizado algunos de los nombres de los “swamis” de los yoguis y hasta del Dalai lama, pero eso fue cuando tenia 10 años, por ke a los 11 ya solo lo usaba como ornamento en mi escritorio escolar, aunke como ya te dije la función atractiva del libro fue sofisticándose con los años.
Estoy seguro ke jamás lo termine, ahora solo recuerdo vagamente algunas de las imágenes. Sin embargo aun hasta estos días aun no logro develar el gran misterio ke envuelve ese tremendo regalo ke recibí al completar mi quinto ciclo del catecismo.
Nunca tuve un tío hippie apodado “el Morrison” y la persona ke me obsekio el Hare Krishna era una persona extremadamente católica apostólica y romana, como ella
Ah como me disfrutaba mentir sobre aquel tema, mis amigos se kedaban bokiabiertos y estoy seguro ke yo los metía en tremendos viajes imaginarios cuando les describía con lujo de detalle mis aventuras con mi tío “Morrison” el hippie.
Y aki esta el libro por si no me crees, y si eso no te basta, mira aki tengo todavía estas varitas de incienso ke me dio mi tío para poder meditar mejor y entrar en contacto con el cosmos—
Vieras como es impresionante su casa, en la sala tiene uno de esos ekipos de sonido de alta fidelidad ke es toca cintas, radio AM, FM y Onda Corta, y tocadiscos. Grandote, grandote, del mismo tamaño ke las bocinotas ke tiemblan y hacen vibrar la panza cuando estas frente a ellas. Y sus paredes están llenas de mascaras de tribus africanas hechas de madera y pelos de fibras naturales. Tiene una pared grandota ke esta tapizada por una gran manta negra en la ke hay dibujado un arbolote, lleno de manzanas, plátanos, sandias y muchas frutas diferentes y de pájaros y mariposas de amarillas y rojas, y en la parte baja, a cada costado del tronco hay un hombre y una mujer desnudos.
Pero cuando apaga la luz de la sala y conecta su lamparota de luz negra, todo en la pared se transforma, aparecen otras figuras ke antes no podías ver, animales raros con alas de murciélago y caras y cuerpos de gatos de tonos muy brillantes de azul y amarillo, sus cuerpos como si tuvieran escamas, no sabes si son pescados o serpientes, uno mas largos ke otros y algunos tienen colmillos grandes y ojos negros, negros, muy grandotes. Las frutas se transforman en puntos amarillos ke están unidos por delgaditas líneas del mismo color. Mi tío dice ke son constelaciones... y así me pasaba grandes ratos describiendo mis visitas a la casa de akel ke me había dado mi libro hipioso.—
Moscos? Moskitos? Expresión típica de mi tío el hippie—
Les decía yo—
Y esta era como un cierre de lujo junto a mi expresión de éxito al contemplar las miradas atónitas de mis amigos cuando finalizaba mis relatos. Huy como me di vuelo con mi libro del Krishna.
Ke si lo leí? Si, claro ke desde luego ke si, una y otra vez desde la pagina 37 a la 42, en repetidas ocasiones, desde la 32 por ke ahí terminaban las ilustraciones y hasta la 42 por ke no aguantaba mas el sueño ke me causaba la narración, sin embargo creo haber memorizado algunos de los nombres de los “swamis” de los yoguis y hasta del Dalai lama, pero eso fue cuando tenia 10 años, por ke a los 11 ya solo lo usaba como ornamento en mi escritorio escolar, aunke como ya te dije la función atractiva del libro fue sofisticándose con los años.
Estoy seguro ke jamás lo termine, ahora solo recuerdo vagamente algunas de las imágenes. Sin embargo aun hasta estos días aun no logro develar el gran misterio ke envuelve ese tremendo regalo ke recibí al completar mi quinto ciclo del catecismo.
Nunca tuve un tío hippie apodado “el Morrison” y la persona ke me obsekio el Hare Krishna era una persona extremadamente católica apostólica y romana, como ella
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