lunes, 4 de febrero de 2008

Mi Hare Krishna catolico


Tengo la imagen aun mi memoria tal y como si hubiera ocurrido hace un par de días, aunke bueno, los detalles ahora ke ha pasado tanto tiempo se han vuelto borrosos, pero si pienso un poco en ello concluyo ke debe haber sido alguna ocasión de celebración para mi, algo así como mi cumpleaños o algún fin de ciclo escolar o kiza hasta la culminación exitosa de mi cuarto o quinto curso de catecismo, lo cual ubica el suceso en mi etapa infante de entre los 8 y 10 años, o al menos eso creo yo.

Me regalaron un libro, la fotografía del mismo aun esta aki en mi almacén de los recuerdos, la pasta era de piel café oscuro con las típicas tres marcas en relieve en el lomo ke delimitaban el espacio destinado al titulo y el autor de la obra, los bordes de las hojas estaban pintados de dorado y cortadas de manera tan perfecta ke el canto del libro parecía un lingote de oro bien pulido entre dos galletas gigantes de color chocolate, al menos esa era la imagen ke se plantaba en mi memoria de akellos días.

Creo ke si debe haber sido en la época del catecismo por ke la primera impresión ke me dio el libro fue el de una Biblia. Y si, ahora ke lo recuerdo bien , esa fue una de las primeras preguntas ke me hice:
a mi?—
A mi para ke me regalan una Biblia si ya pase el curso del catecismo? Ya se todo! Ke mas puede haber en la Biblia?.—

Esas y muchas otras preguntas mas relacionadas con el tema religioso, se agolpaban en mi cabeza y hacían aun mucho mas denso el misterio del obsekio akel.

Sin embargo y por alguna extraña causa el libro este, se me entrego con cierto recelo y casi casi hasta en forma secreta, de manera muy reservada me dijo kien me dio el libro:

Ten, toma, este es tu regalo, llévatelo, anda. No lo abras aki, vete a tu recamara y luego me preguntas lo ke kieras—

La pagina de la primera vez fue seleccionada por una voltereta del azar, en ella se extendía a todo lo largo una magnifica estampa de akella diosa de la india, de cuyo nombre no kiero acordarme, semidesnuda y de una piel púrpura ke era tan intrigante como el hecho de ke sus senos eran apenas cubiertos por su extraño cabello, sus ojos ke en akel momento se me antojaron gigantescos, tenían una expresión de ternura ke lograban distraer mi atención y llevarme desde los curvilíneos elementos estéticos y anatómicos del dibujo, hasta los mas profundos tonos de negro de sus ojos y su contorno ke originalmente eran los ke me habían cautivado. Sus seis brazos medio extendidos y abiertos todos, como aprestándose para dar un apapacho de mayoreo, tenían en las manos diversos objetos, ke por su diversidad resultaban aun mas misteriosos, sin embargo el ke recuerdo siempre como el de mayor intriga era un cráneo humano, ke si no mal recuerdo estaba en el brazo izquierdo de hasta abajo digamos ke en la primera posición si contabas de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. Kede mucho mas ke impactado, al darme cuenta de ke en las otras 5 manos también habían otros objetos ke no lograba relacionar entre si.


C O N T I N U A R A . . .

1 comentario:

Anónimo dijo...

Visualizo una historia donde podría revelarse parte del licuado que forma tu fe... Esa no me la pierdo...